CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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piramide sol, santiago y juicio de Osiris
Hay algunas preguntas que cualquiera nos podemos hacer acerca de por qué comienza el año maya el 26 de julio. También hay muchas respuestas que podemos encontrar acerca de por qué empezaba en tal fecha, motivo por el cual también sirve empezar hoy.

En realidad hay muy variadas respuestas. También los posibles calendarios maya son muy variados y por eso tienen inicios diferentes. Los calendarios que conocemos por rastros arqueológicos se refieren solo a fechas relativamente lejanas, aunque determinados símbolos aparezcan sin una referencia clara temporal en estratos culturales más antiguos.

Para dar inicio al calendario, o sea a la medición del tiempo, se puede partir de un acontecimiento importante o también de una configuración estelar.
Se puede considerar que en algún momento la estrella Sirio aparecía sobre la pirámide del Sol justo antes de la aparición del sol, cuando ya se habían borrado del cielo las demás estrellas.
Pero también puede ser que eso no suceda hoy, ya que no estamos vivos en algo rígido sino en algo vivo y cambiante.
También pudiera ser que aun antes de que se construyera la pirámide del Sol hubiese un comienzo del año, acordado socialmente. Y podrían también abrirse opiniones diferentes acerca de quiénes fueron los constructores de la pirámide del Sol de Teotihuacán, y si eran de lengua maya.
De cualquier manera, para la persona del siglo XXI, y dado que incluso la memoria es cambiante y no rígida, y por tanto el pasado también se reinventa constantemente, podemos considerar qué motivo hay hoy para dar comienzo una cuenta del tiempo asociada al Tzolkin el día 26 de julio, que contenga o favorezca el diálogo con aquella sabiduría que se expresa a través de las combinaciones de símbolos que llamamos ondas, castillos, etc.

Lo que encontramos es el número Phi o proporción áurea y la secuencia de Fibonacci, que aparecen en la relación existente entre el inicio del año según la cuenta maya y el inicio del año según la cuenta del tiempo común, que es el calendario gregoriano.
El inicio del año maya el 26 de julio es una propuesta tradicional en ese ámbito, aunque no sea la única, y así lo recogen cronistas y estudiosos desde hace varios siglos. No es algo que se haga hoy para que todo cuadre, sino que es una propuesta tradicional, aunque no sea la única, y una de las más extendidas.
Entre esa fecha que da inicio a la cuenta del año maya y el 1 de enero, que da inicio a la cuenta del año común, aparece ante la visión de la comprensión el número phi y la secuencia de Fibonacci.

La cuenta maya, según esta tradición comienza el 26 de julio, acabando el 24 de julio como último día antes del día verde, día sin tiempo, día de los reajustes y previo al inicio, es decir, es un tiempo fuera del tiempo, a partir del cual comienza el tiempo. Ese es el día 25, día de Santiago, quien dice “La misericordia triunfa sobre el juicio. Vais a ser juzgados por una ley de libertad.”
Desde ese día 25, que siempre es un día de la familia verde (familia señal: noche, estrella, caminante del cielo o espejo) hasta el día 1 de enero hay 161 días, ambos inclusive, que es la proporción áurea (161=1,61*100).

El día 1 de enero también es un día verde, siempre con el mismo sello que aparece el día 25 de julio anterior solo que con cuatro tonos más (161 es 8 veces los 20 sellos más uno, o sea 8 vinales más el comienzo del noveno vinal).

Desde el día 26 de julio al día 1 aparecen 8 vinales exactamente, siendo el 26 de julio el primer día del año y el inicio del primer vinal y el día 1 de enero el final del octavo vinal, de modo que entre las dos fechas hay 8 vinales exactos. Y el 8 es uno de los números de la secuencia de Fibonacci.
El 26 de julio según la cuenta del año común, que corresponde al primer día del año y al inicio del primer vinal, siempre es un día de la familia portal.
El kin que aparece el 26 de julio es el mismo que aparece el 12 de abril, solo que en este caso han transcurrido 13 vinales, siendo el 13 también un número de la serie de Fibonacci.

Es decir, entre el inicio del año maya y el inicio del año común aparece la proporción áurea y también contiene el número 8 (8 vinales) que pertenece a la serie de Fibonacci, exactamente desde esa ubicación.
También desde esa ubicación del 26 de julio hasta el 12 de abril aparece el número 13, de los 13 vinales. Esas dos medidas salen del 26 de julio.
Pero desde el principio del año común hasta el momento en que se vuelve a repetir el kin del inicio del año maya (12 abril), transcurren 5 vinales.
De modo que el inicio del año común divide al Tzolkin según la frecuencia de Fibonacci en 8 y 5.

Por ese motivo, a través de la secuencia de Fibonacci y del número phi o proporción áurea aparece la ubicación del 26 de julio como inicio del año, de la misma manera que la aparición de Sirio sobre la pirámide del Sol en Teotihuacán.
La alineación de las estrellas es una señal, y las sincronías, especialmente desde el número áureo, también son una señal. Es decir, alguien está mirando y alguien hace una señal.

El número 161 aparece entre el 25 de julio y el 1 de enero, que también puede ser considerado como día fuera del tiempo, ya que la gente pasa toda la noche festejándolo, de modo que se une el 31 con el 1 a nivel fáctico y la verdadera actividad se inicia a partir del día 2.
De la misma manera que desde el 25 de julio al 1 hay 161 días, desde el 26 de julio al 2 de enero hay 161. El kin 161 corresponde al DRAGÓN 5, que pertenece a la onda con que se inicia el cuarto castillo, que de alguna manera representa la cuarta dimensión, ese momento en que te preparas y haces todos los ajustes para poder entrar en la quinta dimensión.
Este kin 161 representa la fuerza que, desde la solidaridad y la luz cumpliendo una misión que representa el dragón, está fortaleciendo a la tierra 1, que para nosotros es la actitud del voluntario y expresa la cuarta dimensión.
Mientras, la relación entre el 1 de enero y el 24 de julio, momento en que se termina el año maya, es de 205 días, siendo el kin 205 la SERPIENTE 10 de la onda del guerrero, es decir, la perfección del guerrero, que es su propia energía luminosa o kundalini en tono 10, perfecto. La onda del guerrero es el final del cuarto castillo.

Consecuentemente la relación entre la sabiduría presente en el Tzolkin y el tiempo común se sitúa vibracionalmente en la cuarta dimensión, cuarto castillo, donde el voluntario se transforma en un guerrero de la luz. Por eso quizá es importante escuchar que la misericordia triunfa sobre el juicio, porque vamos a ser juzgados por una ley de libertad.
En el juicio de Osiris, cuando tu alma pesa menos que una pluma es porque tu alma ha encontrado la misericordia y es misericordiosa, y porque no reclamas la ley, sino la libertad.
Donde vemos a Sirio, podemos ver a O-siris.

La pirámide, con sus 4 lados visibles y sus 4 lados en espejo no visibles, representa la cuarta dimensión, que es lo que comienza con la tierra y acaba con el guerrero.

Hay un inicio que es la iluminación de la cuarta dimensión, y de eso es de lo que se trata, del inicio de la iluminación.