CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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La realidad dual puede ser un mecanismo para el diálogo resonante, es decir, un diálogo para el nuevo nacimiento, o sea para acceder a la realidad más allá de la apariencia.
Podemos encontrar una expresión de la realidad dual en el mundo maya en los gemelos, y en el mundo de los egipcios de las pirámides en todas las parejas que se forman, unas veces dios-diosa, por ejemplo RA-Ator, Isis-Osiris, Seth-Neftis, Shu-Tefnut, Nut-Geb, pero otras también como parejas de hermanos, incluso parejas de parejas, como por ejemplo lo expresado por la rivalidad entre Seth y Osiris.
Por supuesto esta rivalidad es escenificadora, y solamente existe ante los ojos de las personas que en su interior todavía viven la rivalidad. Corresponde al nivel 3D o incluso 4D, mientras terminan de darse una ducha, es decir, en el periodo en que están realizando la limpieza emocional, haciendo desaparecer la rivalidad y aparecer el amor.

El tono cuatro señala “cómo lograr el propósito”. También en la columna resonante señala “cómo ser resonante”.
En la columna resonante encontramos dos tonos cuatro, quizá como expresión de la realidad dual, o en este caso dual y resonante, porque hay una realidad dual que se forma entre el sello y su oculto, dando lugar a dos parejas.
Por ejemplo la pareja dragón-sol es una realidad dual. Fuera de la columna resonante dragón 1 tiene varios espejos o dualidades. Por una parte el dragón 7 es una expresión en espejo del dragón 1, pero también hay un espejo entre el dragón 1 y el sol 13, que son ocultos puros, y también entre el dragón 1 y el sol 7.
Esto nos da cuatro sellos (dragón 1, dragón 7, sol 7, sol 13), de los cuales dos son dragón y dos son sol. Sucede como Isis, Osiris, Seth y Neftis, que son cuatro hermanos, dos masculinos (Seth y Osiris) y dos femeninos (Isis y Neftis).

Pero eso solamente sirve en las columnas no resonantes, o sea, aquellas cuyo oculto está al otro lado de la columna resonante.
En la columna resonante ya no se manejan esos criterios, sino que cuenta otra historia, porque la resonancia es otra historia; es un nuevo nacimiento.

En la columna resonante los ocultos no forman un cuadrado, porque no se produce un doble espejo, sino solo uno arriba-abajo. En ese sentido es un centrado, una alineación, y aquí la doble resonancia cuenta otra cosa.
Centrándonos en el 4, nos encontramos con que el 4 aparece en la columna resonante en el dragón 4 y el mago 4. Los dos se complementan y completan.
Estamos hablando del mago-dragón, como expresión del cómo. El “cómo” sucede a través del mago solidario, del mago-dragón del espejo, que es la ley del amor, apareciendo como blanco, es decir desde la emoción.
La ley no hace referencia a la coerción sino a la definición del campo unificado. Hay un campo unificado, porque lo que lo unifica es el amor. En términos coloquiales, existe un territorio del amor. Quizás vives en él o quizá no.
Saber que existe un territorio donde lo que une es el amor pone en marcha procesos internos hacia él, más allá de la lógica de tu pensamiento, que quizá está atrapado en cómo huir de aquello que te da miedo.

Pero solamente oír “existe un territorio donde la ley que une es el amor y es el tuyo” ya pone en marcha procesos internos que te desatan del miedo.
Sí, existe la dimensión del amor, y tú perteneces a ella. El 4 en la columna resonante dice “cómo” –parcialmente, porque está dirigido a tu mente-, pero la repetición sonora está dirigida a tus células, que no piensan y no son lógicas. Tus células aman y están unidas por amor, y se activan simplemente cuando recibes la información de que existe un territorio del amor y tú perteneces a él. Se pone en marcha un proceso imparable, que desata del miedo.
Perdón, gracias, te amo.

Gracias células amorosas; gracias, realidad. Perdón, células amorosas; perdón, realidad. Te amo, células amorosas; te amo, realidad.
In lak’ech, ala ken.
Gracias gente del cielo.