CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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Cuando hablamos del tiempo, quizá tengamos la sensación de que mañana nos estaba esperando ese señor “tiempo”.
Si lo analizamos, quizá a veces consideramos el tiempo como la piel, la nariz o los ojos, o sea algo que está ahí y que va a estar siempre, de forma pasiva, como una cuerda enganchada a no se dónde que no se sabe si se acabará o no.

También puede ser que encontremos otros contenidos “vivenciales”, que no son momentos pasivos sino transformadores y llenos de conciencia, y expresan un determinado valor conceptual de eso que nos acompaña siempre y que llamamos tiempo.
De eso habla de alguna manera el Tzolkin. Lo podemos aplicar a cualquier periodo de tiempo, y en todos habría un momento similar a la columna resonante o al salto ascensional que se traduce en donde se unen las columnas 13 y 1.

Como periodo temporal podemos considerar la duración de una vida humana, un año terrestre, un año platónico, un mes lunar o simplemente un día. En todos esos periodos hay un momento resonante similar a la columna 7, y un momento transcendente, que es donde la columna 13 unifica el 14 con el 1.

Quizá sea importante buscar en el trayecto del día cuál es el momento resonante. Para cada día y cada persona se va a presentar en un momento similar a lo descrito por la onda del espejo.
Hay un momento en el día en que un acontecimiento o una persona va a aproximarse a ti activando, si lo escuchas, el in lak’ech del espejo, cargado de esa fuerza resucitadora (tormenta 2), luminosa como servicio (sol 3), que quiere que actúes solidariamente, como quien cumple una misión (dragón 4).
Sí, siempre hay algún momento así, donde se potencia la comunicación (viento 5) y donde la fuerza creadora del ensueño (noche 6) es una puerta que puedes abrir desde tu voluntad para que aparezca de forma resonante tu propio programa y ser quien eres (semilla 7), integrando tu kundalini y tu luz (serpiente 8), para que también encuentres una fuerza que potencie el enlazamiento (enlazador 9), reconociendo tus faltas al amor (mano 10), lo cual te nutre, sana y te construye como agente activo de la sociedad de la estrella (estrella 11), asentando tu alma en una realidad donde todos son bienvenidos (luna 12) y capaz de albergar la plenitud del amor (perro 13), que recupera en ti la inocencia plena, la alegría plena y la sabiduría plena (mono 1).

No se trata de un proceso lógico, porque lo que activa al dragón 4 a actuar como luz cumpliendo una misión no es la lógica, sino por un lado el programa, ya que el asunto está instalado en el alma del ser humano, y por otro lado la conciencia y el osar del mono 1, que es un osar alegre, inocente y sabio.

Sí, hay un momento resonante cada día.