CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

Impulsa tu evolución con las publicaciones diarias y profundiza con nuestras herramientas

El tetraedro, en el código de los sólidos platónicos y su enlazamiento con el código de los castillos del Tzolkin y de los colores, viene a significar la experiencia vivencial, es decir, estar vivo y consciente.

Hay un tetraedro posible donde estaríamos hablando de la limpieza del VER como algo que va a favorecer la experiencia vivencial; la limpieza del HACER, que justamente va a favorecer esa experiencia vivencial; y la limpieza de la COMUNICACIÓN, o sea del decir, del nombrar y de todo lo relacionado con los conceptos y las palabras.

Estos tres puntos, el decir, el ver y el hacer, aparecerían como la base. Ese triángulo establecería una realidad dimensional, siendo el cuarto punto que crea el tetraedro la limpieza de la emoción, la limpieza del alma y el encuentro del alma.
Entonces, el encuentro del alma traduce la limpieza de las emociones que distorsionan, que impiden encontrar el alma y que están directamente relacionados con la forma en que VES, con aquello que DICES y con lo que HACES.

Si tus emociones están dañadas, tus ojos no van a VER bien, sino que van a ver víctimas y verdugos.
Si tus emociones están dañadas, capturadas por el depredador, tu HACER va a ser “sálvese quien pueda”, “todo para mí”, “como eres tonto, te engaño y me lo quedo”, y por supuesto, la “gratuidad” o “permiso” de matar, justificado por cualquier sistema de creencias anti-humano.
Si tus emociones están dañadas, tus palabras, el nombre que des a las cosas y aquello que DICES, va a contener error, mentira y simulación.

Y entonces, no permiten que surja ese tetraedro que en el código Tzolkin va a expresar el azul, donde sucede como experiencia vivencial el nuevo nacimiento (mono), la sanación (mano), la resurrección (tormenta), la abundancia (noche) y el ver la maravilla (águila).
Cuando aparece el tetraedro, es decir cuando se forma la conciencia, es cuando puede aparecer a su vez la estrella tetraédrica, el doble tetraedro transmutador.

Gracias doctor Ruiz. Simplemente estamos expresando el tetraedro intrínseco a la impecabilidad de palabra; impecabilidad de mirar, que sería “no des nada por supuesto”; impecabilidad del hacer, que sería “haz siempre el máximo posible”, que habla de una interacción de los demás, con lo otro. Y sostendría la impecabilidad de la emoción, cuyo equivalente sería “no te tomes nada de forma personal”.
Por eso le damos gracias al maestro Ruiz, por su apertura a la vivencia experiencial.
Ahí pasa y ahí sucede.