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LA REALIDAD ES LA ENERGÍA FEMENINA (Extracto del próximo libro a publicar «El poder del agua. El poder de la emoción»)

El reconocimiento de la energía femenina es importante, o, mejor dicho, esclarecedor e iluminador.
Podemos pensar que lo que crea y sustenta la realidad son fuerzas sin alma, fuerzas puramente mecánicas.
Pudiésemos pensar que el trayecto que va desde el átomo de hidrógeno, con un protón, un neutrón y un electrón, hasta las partículas que solo se crean en las supernovas, como el platino o el oro, expresa una mecánica ciega, inexorable y sin sentimientos.
Podríamos pensar que, de la misma manera, lo que provoca una erupción volcánica también es una fuerza ciega, inexorable y sin sentimientos.
Pudiéramos pensar que las estrellas, las nebulosas y los cometas se mueven como con mecanismos de relojero, y así, con todas las demás manifestaciones de la vida.

Pero si en algún momento encontramos que todas esas manifestaciones puramente físicas y aparentemente mecánicas, que al menos desde una óptica sustentan la realidad, son por el contrario el resultado de una energía amorosa, dedicada especialmente a ti -y no decimos especialmente a ti de forma estándar, sino especialmente a ti con plenitud-, entonces eso supondría ciertamente un despertar.
Sabrías a partir de ese momento que aquello era un antes y que ahora estás en el después. Aquello era un antes, donde estabas como envuelto en viscosos hilos gelatinosos que apenas te permitían moverte y respirar.
Ese antes y ese después permiten contemplar el antes, por comparación al después que ya conoces, como una situación limitada y limitante en todas sus manifestaciones, donde solamente puede insinuarse algo a tu ser de la realidad que constituye el después.

A veces, una mirada, un gesto o una palabra te permitían asomarte brevemente a la vibración amorosa de la segunda realidad, pero rápidamente te situabas en la defensa, el ego, la víctima o la resignación.
También determinadas carambolas hacían surgir hechos milagrosos imposibles, pero que eran justo lo que necesitabas.

A la energía amorosa la denominamos energía femenina, porque siempre ha sido despreciada como débil y por tanto relegada al territorio de las mujeres, ya que para la mujer la debilidad era una fuerza de supervivencia.
Una sociedad que valora el poder y la fuerza, a través del dinero y las armas, pero sobre todo la falta de escrúpulos, despreciando el amor, ya no es viable. El poder destructor del ser humano, de ser fuerte sin escrúpulos, ha llegado al núcleo de la materia, y ahora se trata de elegir.

Quizá sea simplemente que hemos llegado a un momento de maduración y podemos encontrar que otro mundo es posible. Otra realidad siempre ha existido y quizá ahora sea el momento de adentrarse en ella: la realidad de la energía femenina, de la emoción y del amor.
Relacionar la otra realidad, que llamamos de la energía femenina, solamente con la emoción sería devaluarla, porque es la realidad de la maravilla, de los hechos que podríamos denominar milagrosos, que tienen su origen en el amor.
La energía femenina es la energía del amor, pero es también donde el amor es creador. Es la energía de los milagros y los hechos maravillosos, porque es la energía del alma.
Podemos encontrar el poder en el cuerpo, pero es necesario encontrar el alma.