La relación entre la semilla y el sol, que ocupan el lugar 4 como sello y como onda en la tabla tipo del Tzolkin, es que el sol sale todas las mañanas. El sol todas las mañanas tiene el encargo de salir y amanecer, desde la oscuridad, desde lo invisible, y la semilla es un ejemplo de salir desde la oscuridad, lo invisible, lo interior de la tierra y brotar.
Entonces, los dos son un ejemplo de brotar o amanecer como consecuencia de un programa encaminado a hacer surgir la maravilla, la totalidad, la plenitud; un programa que no tienes que inventarlo o crearlo, sino que está dentro de ti, y entonces puedes facilitarlo básicamente evitando impedirlo con otros criterios.
A su vez, conviene situar asociado al 4 el valor situado en el castillo 4, que se inicia con la tierra. Significa que para ese amanecer, ese brotar referido a ti, a cada persona, a cada ser humano, es necesario que te encuentres alineado, no desalineado, siendo lo que te saca de esa alineación los otros programas que no son el cósmico maravilloso de crear la vida.
Entonces, hay una relación entre el sello 4, la onda 4 y el castillo 4, donde nos informa que ese salir, ese amanecer y ese brotar, que precisa de ese alineamiento, está compuesto, causado y creado desde el amor incondicional y también desde el ensueño que atrae la abundancia y la expansión de la conciencia.
Las cuatro ondas que componen el cuarto castillo explican los valores del número 4, que también se asocia con la autoexistencia, ya que el programa encaminado a florecer o encaminado a amanecer es autoexistente porque está dentro, es esencial.
