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La resurrección está hecha para los seres humanos.
La resurrección es una experiencia humana. Bueno, también es una palabra, que en ocasiones puede corresponder a algo misterioso, fantástico e irreal. Es real, solo que entonces ya no es una palabra sino una experiencia y una realidad.

De alguna manera los seres humanos necesitan pasar por la experiencia de resucitar, que también es “ver con claridad”. “Ver con claridad” es ver desde tu ser espiritual, que es tu ser real solo que despierto, porque ha recuperado el alma. Y al recuperar el alma se “despierta” la conciencia espiritual que VE.

La historia de María Magdalena es la historia de la resurrección cuando es también tu historia. En realidad, es un MAPA de cómo llegar a la resurrección o las instrucciones de cómo resucitar, que es despertar y ver.
La cosa comienza en Betania, que es la casa de los pobres. Todos los que se sienten poderosos, ricos o fuertes no saben que en realidad no lo son, porque en todos los casos la enfermedad, la muerte y la vejez son más fuertes y más poderosas que cualquier fuerza, riqueza o poder que posean o que les posea, engañándoles e impidiéndoles ver.
La cosa comienza en Betania, la casa de los pobres, cuando te das cuenta de que “no ganas”, o sea de que eres pobre. “Pobre” no es en este código que no tengas dinero, sino que no tienes vida. O sea, en algún momento te das cuenta de que eres un “zombi” y no sabes qué es lo que haces. Te crees que estás vivo pero nunca lo estas. Da igual que ganes o pierdas, cuando consigues algo resulta que no era nada. Eso es ya una experiencia.

En ese mapa, que pueden ser los cuatro evangelios, la primera vez que se nombra a Betania es como un lugar en la costa del Mar Muerto donde está voceando un Juan. Luego aparecerá otra Betania y otro Juan, y aquí ya está hablando de la otra realidad tan grata para los chamanes de América, porque hay que asociar y reconocer la presencia de la SABIDURIA como algo presente permanentemente en todo el mundo para iniciar la entrada en la dimensión espiritual y la recuperación del alma y la resurrección. Los chamanes, como los evangelios, hablan y desvelan otra realidad.
La otra realidad no solo existe sino que finalmente es la realidad, pero hay que pasar por la resurrección, encontrando que antes no estas vivo; solo lo parece.

La primera Betania citada en los cuatro evangelios aparece en Juan 1,28: “esto ocurrió en Betania (en otras versiones Bethabara), al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando”. Este lugar, en otras versiones es llamado Bethabara, que suele ser traducido como “vado”, “casa o lugar del paso” o “lugar seguro”, algo que hace referencia al lugar para pasar de un sitio a otro de manera segura y confiada.
La palabra “Juan” también aparece en dos versiones, Bautista y Evangelista, y también a su vez hace referencia a ese lugar previo a la resurrección, donde aparecen los que van a resucitar, que es llamado Betania y en su primera presentación también Bethabara.
Juan contiene parte de lo que aparece en Betania que es YOHANAN (yod, vav, het, nun, nun) donde la yod y la vav hacen referencia a YAHVEH, o sea a Dios, amor y vida, y la het, nun y nun significan gracia y misericordia. De modo que se unen el paso a lo seguro y la gracia de Dios.

La segunda Betania es una población a unos tres kilómetros del templo, que actualmente se llama en árabe algo así como Al Azarriye, recordando a Lázaro y su resurrección. Este lugar se llamaba antes Ananías, que significa lo mismo que Juan, ya que esta también compuesto por “ana”, como gracia, y “yah”, como YAHVEH.
En este lugar, segundo Betania, suceden numerosos milagros, incluyendo la resurrección de Lázaro y finalmente la elevación de Jesús al cielo, un poco como Quetzalcóatl.

Entonces, aparecen dos Betania y dos Juan. Una Betania en el lugar más bajo de la tierra como es el Mar Muerto, que también contiene esa palabra “muerto” y que es el inicio como vado o lugar de paso a lo seguro de una peregrinación o ascenso a otro lugar, donde va a ocurrir otro paso. Este otro paso o vado es a lo alto, o sea a una dimensión más elevada, después de haber mostrado victoria o superación de esa muerte que era ya clara en la primera Betania del Mar Muerto.
De una Betania a otra hay una elevación, previa a otra elevación. De este modo, Betania, la casa de los pobres, que también es de la misericordia o gracia, corresponde a la cuarta dimensión. Así conviene volver a mirar qué cosas suceden según ese mapa en ese lugar.