CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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ONDA EVOLUTIVA DE LA ESTRELLA (del 5 al 17 de julio)
La onda de la Estrella, que como sello se asocia con la belleza, la ética, la estética y la armonía, encuentra su lugar en el Tzolkin en la columna 13 y más concretamente en los 13 últimos sellos.
De este modo, expresa por su ubicación que cualquier contenido que queramos darle a la estrella como onda debe incluir la expresión de la transcendencia, que es lo que se atribuye al tono 13. Es decir, la onda de la estrella es una vivencia de la transcendencia.

La onda de la estrella, con su contenido de expresión de la sociedad de la estrella, donde tu encuentras a tus pares, le adjunta al contenido propio de la transcendencia -como algo espiritual más allá de la materia y de la forma- el contenido de la pluralidad, donde uno y todos los unos gozan, viven y se nutren de la presencia de los otros, o sea de los demás.
También nos recuerda, posiblemente con algún nivel interrogativo, cómo en los libros sagrados de la tradición sagrada -que ha aportado a la humanidad el alfabeto fonético, que hoy en el siglo XXI permite la fusión comunicativa que sostiene la red- el primer nombre con que se expresa la realidad Dios es con un plural, ya que Elohim es una forma plural, de modo que el uno aparece como plural, quizá para incluirte en el uno sin dejar de ser tú.

Sin embargo, vemos que alguna tradición, que en realidad no es tradición sino doctrina personal, se reclama del uno, pero es del uno multi-excluyente, casi toti-excluyente, ya que es tremendamente contraria a la vida, porque en cuanto toses te matan.
Hay dos formas de que lo plural sea singular, o sea exprese al uno. Una es a través del amor que une y otra es a través de la eliminación del otro. O sea, o amas al otro y el plural se convierte en singular, o lo eliminas, y así también el plural se convierte en singular. Por eso Elohim, que es un plural que expresa al uno, es incluyente. Y por eso sabemos que en la parte no visible, lo que actúa es el amor.

El uno incluyente de Elohim mantiene abierta siempre la puerta al despertar, donde tú te reconoces en él, invitándote precisamente a entrar en la realidad, ya que uno de los contenidos que expresa el espejo es “ser la realidad”, pero la realidad del amor.
Al mirarte en la realidad del amor permites que el amor te transforme y ahuyente el miedo, dejando fuera todo lo relativo al depredador, que es aquel que busca la vida fuera del amor, o sea en la dominación.
Esta tradición habla del uno en forma plural.

También la estrella, cuyo contenido es que encuentras a tus pares, está hablando de la realidad uno, que se realiza de forma plural. Y este es un contenido que está asociado a la transcendencia.
La onda 20 de la estrella, evolutivamente, es decir cuando ordenas el Tzolkin siguiendo las ondas, se va a situar sobre las casillas que ocupan el sello 20, el sol. De modo que uno de los contenidos de la onda de la estrella es el sol.
Pero también, evolutivamente, todos los tonos 13 de las 13 últimas ondas, van a aportar un contenido a la onda de la Estrella, ya que está situada en la columna 13.
De modo que la onda de la estrella evolutivamente es presentada con los mismos contenidos que podemos atribuir al 13, que como tono expresa la transcendencia, como sello el gozo del caminante del cielo y como onda el propósito de la tierra, o sea la actitud del voluntario -que quizá podamos encontrar que se trata del voluntario para el amor- y la transmutación que sucede al pasar de la tierra a la luna, es decir expandirse emocionalmente, ya que la luna 13 es el 13 de la tierra 1, y lo que hace el voluntario es encontrar la emoción como transcendente.

Por otro lado, los valores del 20 son propiamente los que aporta el sello del sol como luz, pero también como la parte no visible de la luz, ya que el 20 como vinal sería el día sin tiempo, que puede ser traducido a Neftis, que es la parte no visible de la realidad visible, es decir las sincronías, las repeticiones, los sucesos fortuitos, el que nazcas en un sitio, el que encuentres a una persona, etc. Todo eso entra dentro de los sucesos transcendentes cuando lo miras adecuadamente, reconociendo la actuación de lo uno múltiple sin forma.

En estos momentos, es decir en este final de año maya, coincide con la onda 20, que es la onda con la que finaliza el Tzolkin, como una sincronía que nos permite armonizarnos con lo transcendente, o sea con el 13 y con el 20, o quizá con el 20 y con el 13, ya que en realidad este periodo anual que ahora termina es el que corresponde al 20-13 maya.

Recordando al señor Holtom, que puesto que nació en 1914 es ahora el año de su centenario, se trata de olvidarse de la guerra, ya que la guerra afortunadamente nunca es santa, y afianzarse en la paz, que nutre la pluralidad, siendo la pluralidad una expresión de Elohim, o sea de la transcendencia.