Gracias Huicholes. Gracias caminantes de la sierra madre.
Los huicholes realizan un acto sagrado que repiten ritualmente cada año y que está íntima, estrecha e internamente relacionado con el “pesaje” del corazón, es decir con el paso a la inmortalidad. Cada año realizan una peregrinación en busca del peyote, pero previamente tienen que confesar sus pecados, que son aquellas faltas al amor que encuentren en su alma.
Este ritual aligera y quita peso al alma. Es una enseñanza viva, actualizada permanentemente, de cómo traspasar al otro lado, saliendo del lugar del sufrimiento al gozo.
Allá donde la tierra es madre, los huicholes realizan este acto sagrado, indicando un nuevo nacimiento.
El pesaje del corazón o del alma está relatado en los textos de la mitología egipcia, donde se decidía si el alma estaba capacitado para entrar en la inmortalidad o no. Se le comparaba con una pluma, y claro, si el corazón era pesado, no podía pasar.
Esta invitación, actualizada y escenificada por los huicholes, mediante el reconocimiento del pecado, hace ligera el alma.
La palabra “pecado” no es políticamente correcta, ya que muchas personas, quizá queriendo liberar a otras, manifiestan que no hay pecado.
Esto es muy válido para quien le sirva, aunque personalmente le agradezco a los huicholes este momento sagrado que realizan en representación del arquetipo humano.
