CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

Impulsa tu evolución con las publicaciones diarias y profundiza con nuestras herramientas

María Magdalena es un símbolo, una palabra. Pero un símbolo no es que no sea nada, una cosa o una persona, sino que, al contrario, precisamente por no ser solamente una persona o una cosa, un símbolo es mucho más.
Es mucho más no porque haya algo que pueda ser más, más cosa o más persona, ya que en cada persona está la realidad Dios, sino que es más como traduciendo la realidad espiritual de dimensiones superiores.

El símbolo se sitúa y vive en dimensiones superiores a la dimensión puramente material que conforma la realidad ordinaria, donde la luz en un descendimiento toma forma, o sea aparece como materia, donde los átomos están muy juntos en una realidad plegada apareciendo como forma.
Las cosas en esa dimensión tienen forma y las personas a través de su cuerpo tienen forma reconocible. Esa es la razón de la forma. Permite que las cosas sean reconocibles y puedan ser nombradas y reconocidas a través de su nombre.
A través de su nombre, es decir de la palabra que identifica las cosas y las personas por su cuerpo, aparece una realidad comprensible que puede ser descrita con palabras y luego con frases, lo cual permite el aprendizaje y el dialogo.

La palabra, el dialogo, el reconocimiento, la información y la expresión son lo propio de María Magdalena. María Magdalena ve, comprueba y reconoce la resurrección, es decir aprende e interioriza cómo la vida es superior a la muerte, recibiendo el encargo de trasmitirlo. Eso significa que recibe la misión de enseñar con su palabra a los discípulos, que son los que están buscando la vida y el conocimiento, y que están dialogando con el espíritu a través de señales.
Por eso María Magdalena aparece como un arquetipo, como un símbolo y no necesita ser una persona porque son todas. María Magdalena son todas las personas que experimentan la resurrección, o sea que dan el salto dimensional, cosa por otra parte que está en su programa como posibilidad. De modo que en realidad lo que sucede es que despliegan y ocupan su realidad. En dos palabras: se despiertan y salen de la irrealidad a la realidad. Pasan.

La fuerza y realidad trascendente se conocen desde antiguo en la humanidad, pero en “este tiempo”, en el tiempo del despertar, se han reinventado desde el Reiki, los mudras y la geometría sagrada. “Este tiempo” es el tiempo del triunfo aparente del cerebro o de la lógica frente al sentir, a la magia, al mundo de los espíritus y de las realidades espirituales, pero sobre todo es el tiempo PRESENTE, el aquí y ahora, en ese escenario tan cerebral, lógico y aparentemente aséptico, asociado al triunfo material, al éxito social.
Parecía que para vivir había que ser lógico, cerebral y no sentir, no escuchar tu corazón. Pero en ese mundo cerebral, materialista y dialectico ha vuelto a asentarse con fuerza la realidad espiritual, la realidad Dios, mostrando esa realidad material consumista incluso de éxito como una falsa realidad para la vida.
Los milagros son superiores como realidad a la mera productividad. Los milagros y la maravilla pertenecen a la alegría y a la vida mientras que la productividad esquilma la vida porque contamina, enferma, mata, esclaviza y te hace insensible a las necesidades de las demás personas.
Sin embargo todas las personas estamos unidas por las neuronas espejo, las neuronas de la empatía. Las neuronas espejo de la empatía muestran la realidad más allá de la dimensión material y hablan de cómo es imposible ser feliz sin conexión al todo.
Activar las neuronas espejo es activar la energía femenina y es adecuado en este momento. Por eso, en estos momentos aparece María Magdalena como arquetipo para la humanidad en el aquí y ahora. Y es conveniente entrar en ese arquetipo para que se despierte en ti y te posibilite el salto dimensional a la plenitud.