CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

Impulsa tu evolución con las publicaciones diarias y profundiza con nuestras herramientas

MEDITACIÓN ONDAS ESPEJO Y MONO: Semilla 7 y Tierra 7

La semilla 7, con su oculto la tierra 7, son los dos tonos resonantes de la columna resonante.
En esta columna encontramos dos movimientos que van a confluir en un momento o vivencia privilegiado, que se considera un nuevo nacimiento.
Los dos movimientos, el que va en dirección ascendente -también ascendente en la línea temporal-, y el que va inverso procedente de dimensiones superiores hacia el encuentro del nuevo nacimiento, extraen su fuerza de lo que denominamos el día verde, expresado por los sellos de su familia. Uno es el ESPEJO, onda 10 que estamos desarrollando, y otro es la NOCHE, que es la intensidad transcendente de lo que denominamos nuevo nacimiento, mono 1, y que con su color azul hace visible a la conciencia los contenidos del tiempo maravilloso como oportunidad maravillosa. La noche, que popularmente denominamos el ensueño, tiene un contenido de facilitar el encuentro con la luz, porque en la oscuridad la luz es totalmente manifiesta.

De modo que este tiempo de aproximadamente 26 días es un tiempo favorable para que la conciencia perciba la luz con claridad y te puedas afirmar subjetivamente en lo que sientes, porque es un momento de claridad.

Pero la onda que va en sentido hacia el tiempo es la del espejo, y de alguna manera estamos entrando en una realidad que no precisa del soporte material, aunque lo contiene, porque las vivencias son totalmente espirituales, ya que son totalmente gozosas, y el vehículo, es decir la parte corporal, también es espiritual, porque es luz cumpliendo una misión en la forma.

Entonces, conviene LEER qué símbolos se utilizan para estos momentos resonantes dentro de la columna resonante, que en sí es ESPEJO.
Los dos símbolos que van a expresar esto son la semilla y la tierra.
Por un lado está el símbolo que contiene el programa (SEMILLA), donde si queremos hablar del big bang, sería el programa del big bang amoroso, que construye la vida, y si queremos hablar de la realidad Dios, sería el programa de lo óptimo amoroso que contiene la vida, y que tal vez crea la vida con su palabra, que puede ser su vibración sonora y que sin duda es simplemente su vibración amorosa. Reconocer la existencia de un programa amoroso, sentirlo y vivenciarlo es una invitación a la libertad del ser humano para entrar en la resonancia.
Y, por otro lado, desde dentro y como expresión de lo oculto, está el asentir del voluntario (TIERRA), “sí quiero”, que son palabras mágicas de amor; son palabras mágicas solemnes de amor, como un código humano, de modo que el voluntario a vivir el programa es también voluntario desde el amor.

El guía de la semilla 7 es el guerrero 7, la conciencia expandida y resonante que expresa la onda cuyo propósito es el perro, o sea el amor incondicional. Esta onda es la número 14, y el 14 en el código Tzolkin es una expresión del oculto en el tono, ya que es aquel que sumado con el primero da 14, o sea una realidad que, teniendo un vehículo que es el cuerpo, no es visible y no precisa de la forma.
Entonces, la semilla 7, que es la forma resonante de la columna resonante, expresa el in lak’ech del espejo con la perfección del amor por ser la onda 10, guiada por el tono resonante del sello 10, el perro, que como onda también hace una referencia al oculto.
Hay algo oculto dentro de la semilla, del programa, y encontrarlo es una expansión de la conciencia, habilitándote al sí quiero.

Mientras la semilla habla de la perfección del 10 y del amor incondicional, la tierra 7, que es su oculto y también una expresión resonante de la columna resonante, habla del ensueño, porque viene en sentido inverso desde la noche 13, es decir desde la forma transcendente de lo que es el nuevo nacimiento, de la alegría, el osar y la inocencia del mono.
La tierra 7 está guiada por la luna 7, que es el propio tono resonante de la noche, del ensueño.

La tierra 7 es el 7 contado desde la noche en sentido inverso, y su guía la luna 7 es el 7 contado desde la noche en sentido directo.
Pero la noche, a través de su color azul, es una expresión del tiempo y de la transformación. El tiempo es una oportunidad llena de amor para vivir, sentir y vivenciar la realidad oculta más allá de la forma, que es totalmente amorosa.

Sabemos que hay una realidad que simbólicamente expresa el Tzolkin a través de la tierra y la luna enlazadas por el número 17 (tierra sello 17 y luna onda 17), transformándose la tierra de cuarta dimensión en la tierra que da sustento a lo verde, a lo óptimo. La tierra se transforma transcendentemente en una nueva tierra, siendo la misma, pero que ha desplegado su característica transcendente.

Por otra parte, en el Tzolkin evolutivo la semilla 7 es el enlazador 7, cuyo guía es el espejo 7, donde sigue presente esa característica del amor, de la incondicionalidad y de la perfección, y la tierra 7 es el águila 7, siendo su guía la mano 7.
Aquí están presentes las ondas del sol y de la luna, y la lectura sería considerar el enlazador 7 como expresión de la solidaridad y de la energía femenina, y además, por pertenecer a la onda del sol, una vivencia iluminativa, que realizas guiado por el espejo 7 de la onda del humano, es decir con plena libertad.
Mientras, el águila 7 expresa qué hace el enlazador, por ser su oculto, siendo el ver del enlazador. Por eso está situado con la tierra 7, que está relacionada con el ensueño, y ya como una expresión de lo verde, porque pertenece a la onda de la luna y precisa también el reconocimiento de la presencia de la canalización y la sanación de la mano 7 desde la solidaridad.

En el otro evolutivo, que es el que se consigue cuando ubicas el kin en su onda en el Tzolkin evolutivo y lo trasladas al Tzolkin habitual, encontramos al perro 13 y al mono 1, es decir que entramos en un tiempo expandido donde las vivencias desde el in lak’ech y el ensueño fundamentalmente, pero también desde la solidaridad y la libertad, son iluminadoras.
No estamos hablando de un tiempo de 24 horas, sino de un tiempo al que se le ha olvidado el reloj y no sabe dónde porque no lo necesita, pero sí precisa del “sí quiero”.