El mes de febrero comienza con la semilla 9 y termina con el humano 11. Vemos que algo comienza cuando permites el desarrollo de tu programa, que es la semilla. A través del trabajo de amor incondicional (onda perro), ensueño (onda noche) y expansión de la conciencia (onda guerrero), tu semilla, que es tu programa, puede florecer en la oscuridad. Tu ser es luz en la oscuridad, visible para otras personas, pero también para ti mismo.
La semilla que asociamos con el programa es el cuarto sello y en el Tzolkin va a estar en la cuarta horizontal. Si colocamos el Tzolkin por ondas se sitúa en esa posición la onda del sol. El florecimiento de la semilla es similar a irradiar luz.
Avanzando en la onda del guerrero llegamos a la estrella 13, que es la sociabilidad y la armonía como trascendencia, y la frontera con la quinta dimensión. El día 6 se inicia el quinto castillo, que como decíamos va a transcurrir en su totalidad dos veces en el año 2020. Por eso, en este año el trabajo en los contenidos del cuarto castillo es especialmente importante, porque se abre doblemente la puerta para la quinta dimensión.
El mes termina en este año bisiesto el 29 de febrero, con el humano espectral, que es cuando el humano emite luz. La experiencia de la emisión de luz, que es el resultado de conectar con tu emoción como un servicio (luna 3, oculto), es una experiencia favorecida en este año y supone un reforzamiento total del ser espiritual.
