CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

Impulsa tu evolución con las publicaciones diarias y profundiza con nuestras herramientas

ONDA EVOLUTIVA DE LA TIERRA (Primera parte)
La onda de la tierra es la número 13 y por tanto, al colocar el Tzolkin por ondas, se instala sobre los kin del caminante del cielo en el Tzolkin tipo. La onda 13 es la tierra y el sello 13 es el caminante del cielo. Por ese motivo, sobre cada lugar que ocupa un kin del caminante del cielo se va a instalar un kin que pertenece a la onda de la tierra.

De alguna manera, los contenidos asociados al caminante del cielo se suman a los de la tierra. Podemos decir claramente que la tierra es un caminante del cielo.
Pero también se suman los contenidos asociados al 13 como transcendencia, como final de un proceso, donde la conciencia se ha visto implicada porque ha querido hacer ese proceso y es el momento en que ese proceso llega a su culminación.
El caminante del cielo es una expresión de la transcendencia, como lo es también la onda de la tierra.

La tierra, según el sentido que le damos desde esta página, es fundamentalmente el voluntario.
Inicialmente lo primero que sucede es que quieres interactuar con el Tzolkin. No es que hayas oído hablar del Tzolkin y hasta ahí llegue la cosa, sino que algo ha resonado en ti que ha despertado tu interés, y ese interés ha ido creciendo hasta que de alguna forma ha establecido un diálogo con esos contenidos, que son como el whatsapp, donde puedes volver a ellos y continúan, ya que no se van.
Es fácil que haciendo tu vida normal, en los momentos de tranquilidad, de sosiego y de calma interactúes con esas informaciones y observes cómo, por su simple presencia, te modifican formas de ver la vida, de considerar las cosas y hasta de alguna forma de ser. Te hacen más real y te abren más posibilidades y enfoques para considerar las cosas, con lo cual también influye sobre las demás personas de tu entorno.
De manera que el interés puede haber ido creciendo y entonces te encuentras ante situaciones que se resuelven modificando tu actitud inicial, donde te niegas o te peleas, presentándote una solución o salida cuando actúas con una actitud de voluntario.

La tierra se asocia con la conexión y alineación con el centro. Podemos darle un nombre –da la impresión de que para determinadas personas el nombre es lo más importante del asunto-, sin embargo lo mejor es experimentalmente poner la conciencia, aunque no lo puedas expresar con palabras y menos aun poseas el mantra o el nombre, que por otra parte pueden ser muchos nombres, porque hay muchas lenguas e idiomas.
Aun sin el nombre puedes conectarte con ello, porque es vibracional. El nombre puede ser vibracional, pero desde luego lo que es vibracional es el alma.

Entonces, cuando el alma percibe y entra en ese terreno vibracional, con nombre o sin nombre el asunto sucede. Cuando te alineas con el corazón amoroso del cielo, por decirlo de alguna manera, con el centro de la realidad, que siempre es amorosa, estás expresando la tierra.
Pero esa alineación supone una actitud de voluntario. Te colocas voluntariamente en ese lugar, enfocando tu voluntad de encajar en ese punto vibracional.

Eso es lo que determina la propuesta -cada sello es una propuesta- de la tierra. Y esa propuesta, ese voluntario se va a traducir como caminante del cielo.
Caminante del cielo también contiene como otro nombre posible a Quetzalcóatl, claro que nosotros podemos usar un nombre o podemos serlo; serlo, aun sin nombre, es más importante, pero el nombre ya tiene esa vibración, no decimos lo contario.
Quetzalcóatl está hablando de despertar algo que existe en el humano como posible y que sucede cuando llega a la transcendencia y se coloca en esa alineación.
Eso en una terminología puede ser Quetzalcóatl, un nombre celeste, un vuelo más allá de las formas, es decir que no vives pegado a la materialidad, sino que puedes desplazarte más allá, las cosas no te afectan y no son lo más importante en tu vida.

Tú puedes volar cuando entras en una dimensión donde lo más importante no son las cosas sino los asuntos espirituales, donde hay realidad pero no rigidez.
Una de las características de las partículas subatómicas, de los átomos y de la materia en general es la rigidez. La forma necesita una cierta dureza e inmovilidad, porque si no, no serían formas sino algo cambiante.
En niveles transcendentes uno puede ser voluntario para ser muy rígido, pero en el nivel evolutivo que está la humanidad en estos momentos la alineación con el corazón del cielo no pone a la conciencia del ser humano en la rigidez, sino en la evolución.