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EL PERDÓN DESDE LA CONCIENCIA (Extracto del nuevo libro en preparación)

“Gracias” es muy fácil.
“Te amo” es muy gustoso y grato.
Pero “perdón” es muy difícil.

“Gracias” es muy fácil. Sentir gratitud es muy fácil y agradable, ya que normalmente está precedido de algo que estimula la gratitud, como recibir algo que deseas o necesitas, y entonces hay un mecanismo que favorece la gratitud. Aunque también hay otras reacciones ante la gratitud, por ejemplo cuando la persona se siente inferior y entonces niega la gratitud y el agradecimiento.
Pero en general el agradecimiento es un mecanismo simple y fácil, precisamente porque recibes algo y automáticamente respondes, incluso sin decir nada, con gratitud, agradeciendo a la vida lo que te da.

“Te amo”, la vivencia del amor, es muy grata, porque las personas estamos hechas para amar, y es la forma más inmediata de ser. Amar es muy grato. Inmediatamente levanta una respuesta de bienestar el amar.

Pero el problema está en el “perdón”, que es lo más necesario. Es lo más difícil porque necesita conciencia. No hay un mecanismo reflejo en favor del perdón, sino que al contrario, quizá el mecanismo reflejo sea la venganza más que el perdón.
Así como la gratitud viene de que te han dado algo, la necesidad de perdonar viene de la amenaza de que te quitan algo. Entonces el mecanismo es más bien la defensa y la agresión.

Sin embargo, la conciencia es la que ahí es necesaria. Al expandir la conciencia te das cuenta de que la persona está actuando desde la tercera dimensión. Si tú estás en la cuarta dimensión y agradeces estar ahí, en cuanto alguien te quita algo estimulando la venganza, te sitúa en la tercera dimensión. Pero esa misma necesidad de venganza, cuando apela a la conciencia y la expande, te afirma en la cuarta dimensión, justamente desde donde vas a acceder a lo óptimo.

Ese contratiempo que podría estimular en niveles inferiores de conciencia la venganza, con una mirada más amplia y con conciencia, es decir, cuando el águila aparece y mira desde arriba y desde lejos, hace surgir el perdón.
El águila te lleva a la quinta dimensión. Es lo más difícil pero lo más necesario: la mirada del águila, la forma transcendente del ensueño. Mirar desde el águila te permite ver la maravilla.

Por eso es necesario el perdón y por eso nos sobra el juicio.
Cuando aparezca el juicio, apela al perdón. Es una escalera. Cuando aparezca el juicio, di “ya está aquí la escalera. Perdón”.