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Poner palabras a las sensaciones:
Cuando eres un niño pequeño no tienes conceptos de las cosas, pero sí sientes miedo o angustia, ya que muchas veces educan al niño a través de forzar su voluntad, por miedo o por castigos. Cada vez que te acercas a algo que tiene una vibración similar a lo que ya has vivido en aquel momento, y no necesariamente en conceptos mentales, te sitúas en ese mismo momento en que sentiste esa vibración.
Pero si consigues ponerle palabras, lo sacas de la parte subconsciente, que contiene todo lo que has sentido pero no con palabras, y entonces puedes manejarlo, porque ya está fuera.
Al embrión le pasa lo mismo. El embrión que está en el vientre de la madre está sintiendo lo que la madre. Si la madre siente inseguridad o miedo, el embrión lo percibe, pero no sabe ponerle palabras, porque es solamente sensación.

Se trata es de poner palabras a las sensaciones. Eso es ponerlo fuera de ti. Sacarlo fuera y verlo a través de una imagen, ya que la palabra crea imágenes. Así, puedes empezar a ordenarlo y reconocerlo. Cuando empiezas a ordenarlo te permite ser rey en tu espacio vital. Ser real es ser tú y para eso necesitas no ser reactivo, sino el resultado de tu propio orden.
Todo eso es un trabajo interior que la persona tiene que hacer. Todo lo que ha vivido le ha ayudado a crear conceptos de las cosas, y entonces puede traducir esos sentimientos confusos del subconsciente, en el sentido de “sin palabras”. Es como si hubiese una carpeta de sensaciones que no tienen palabras. No sabes lo que es eso, pero sí lo has sentido. Se trata de ponerle palabras. Es un trabajo espiritual importante.

De alguna manera tienes que identificar esa intensidad que sentiste cuando eras un embrión. La identificación es ponerle una palabra, y entonces ya puedes manejar eso, porque estás viendo qué es lo que lo produce.
Puedes estar viviendo algo que te produce una sensación similar a la que estabas teniendo en ese momento anterior. Por ejemplo, una mujer que se ha quedado embarazada y no tiene una seguridad económica le puede producir un miedo intenso, porque en su infancia ha pasado privaciones.
En un momento determinado, algo de lo que estás viviendo, por ejemplo, perder el empleo o jubilarte, te devuelve las mismas imágenes y te produce miedo. Pero al identificarlo lo desenmascaras. Al ponerle nombre, ya no es una sensación sino que se convierte en un concepto que puedes manejar, porque tu vida te ha enseñado a resolver situaciones. Tú en la vida aprendes. Lo que haces en la vida es resolver. Por eso buscas un trabajo, buscas otro, mejoras, porque vas resolviendo.
Entonces, frente a todas esas emociones sin palabras, tienes que ir resolviendo, y aprendes a hacerlo cuando lo conviertes en palabras.