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Respondiendo a las preguntas sobre Atlántida, Lemuria y los castillos:

Lo importante no es saber lo que sucede fuera de ti sino despertar la conciencia y reconocer qué sucede dentro de ti. Claro, estamos hablando cuánticamente.
En otro nivel de acontecimientos puede ser destacable qué sucede fuera, pero lo importante es saber qué traduce dentro de ti eso, para despertar la conciencia en esa dimensión de la realidad donde todo lo que sucede en lo grande y en el macrocosmos también sucede simultáneamente en lo pequeño y en el microcosmos.

Puedes mirar fuera y ver qué sucede en lo grande y en el macrocosmos, estando únicamente pendiente de describir el exterior. Claro, solo en la medida de lo posible, porque lo grande es mucho más grande y estás tratando de unir descripciones parciales. Pero, entonces, la conciencia está fuera.
El macrocosmos, la realidad grande, se reproduce simultáneamente en todos los microcosmos, de los cuales tú eres uno de ellos.

La mirada al interior puede ir reconociendo todo aquello que a través el estudio y la información exterior sabes que sucede fuera, con la diferencia de que lo grande no puedes abarcarlo desde lo pequeño. Sin embargo, puedes abarcar lo grande cuando la conciencia está puesta hacia lo pequeño, hacia lo que eres tú, hacia la vida que late, está presente y activa en plenitud, en diálogo contigo.
Desde ese punto de vista podemos considerar que todas las tradiciones y todos los símbolos están expresando parte de ese proceso entre el macrocosmos y el microcosmos, entre lo exterior y lo interior.

Si nos centramos en los mitos, sus lenguajes y diálogos, tenemos la expresión de ese diálogo que se realiza con dimensiones superiores. Si hoy miramos hacia los contenidos de Atlántida y Lemuria, encontramos descripciones de lo grande pero que también suceden en lo pequeño; descripciones exteriores que posiblemente también sucedan en el interior, en el microcosmos.

La descripción de Lemuria hace referencia a una sociedad ideal, encargada de la elevación de la humanidad, que es hundida por los mismos habitantes de esa civilización a causa del desencanto, desilusión y la sensación de ser engañados, porque la realidad no coincide con lo ideal.
Al encontrar el sufrimiento en otras personas, la civilización de Lemuria se desilusiona y pierde la fe y la confianza en aquella energía superior en la que creían estar situados y con la que creían colaborar. Al ver ese sufrimiento exterior, se desilusionan y decepcionan.
Al final unos van en contra y otros simplemente se decepcionan, siendo el resultado final que deciden hundir esa civilización y hacerla desaparecer, dejando unas semillas, que son unos niños que volverán a dar continuidad a aquel sueño y civilización maravillosa.

Eso está traduciendo un proceso que puede suceder en todas las personas, que es la desilusión ante el abandono de la infancia. Hay personas que nunca han tenido una infancia con momentos ideales, felices y maravillosos, donde todo es amor y risas, pero hay personas que sí los han tenido, y entonces puede haber un momento en el que, incluso sin pensamientos ni creación de imágenes, sientan una desilusión, traduciendo esto el sentimiento de Lemuria.
El caso de la Atlántida es el paso a la madurez.