CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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LA VIDA CON CONCIENCIA EN LA CUARTA DIMENSIÓN (Extracto del Libro de las Sincronías)
¿De qué se trata? De estar en lo cierto, de tener razón, de llegar…
Podemos preguntarnos si se puede estar en lo cierto o acertar.

Por ejemplo respecto a la duración de un día, ¿podríamos saber lo que dura un día sin haber inventado el reloj? o ¿se trataría de vivir un día, es decir de vivir, de aprovechar una oportunidad?

Quizá para llegar merezca la pena escuchar a los nativos americanos, tal vez a los Sioux, a los Aztecas, a los Mayas.
Si se trata de llegar, podemos fiarnos de los maestros exploradores. Pero quizá, hasta que no hemos inventado el reloj de cuarzo ha sido imposible saber que el año tiene 365 días. Sólo que como todo el mundo sabe, eso no es cierto, y en realidad el día tampoco tiene 24 horas.
Hay muchos factores de la mecánica celeste que hacen que un día sea más largo o más corto. Incluso sabemos, con un saber comprobado por las más prestigiosas universidades y revistas científicas – esas en las que si no publicas no eres sabio, es decir es como si no existieras, pero a las cuales también se puede engañar-, que el cuerpo del ser humano es capaz en situación de extrema emergencia de modificar el tiempo.

Por ese motivo y por tantos otros, podemos preguntarnos ¿se trata de tener razón, de fabricar una razón lógica argumental?, o ¿de llegar?
Maestro Colón demostró que lo importante era llegar, aunque no a Zipango o a la China, sino que llegar era lo importante.
Tal vez es la verdad la que nos impide llegar. Por eso es tan importante no juzgar y sí mirar. Y a ser posible, correr.

En la tradición dirigida a lo más inocente del ser humano, al niño, nos encontramos con piezas extraordinarias, como el cuento de La Cenicienta.
En el cuento de La Cenicienta se presentan dos tipos de comportamiento y dos tipos de realidades.
Un tipo de comportamiento es el representado por la madrastra y las hermanastras de Cenicienta, que escenifican la insolidaridad en lugar de la solidaridad, no enseñar, no nutrir, no preocuparse por ti sino esclavizarte, abusar, maltratar, ya que su proceder es de “todo para mí, no para ti, y si puedo, te lo quito”. De modo que son improductivas, no hacen nada para el grupo, sino solo para sí mismas. Usurpan y se aprovechan, pero no dan nada, no comparten nada, no se preocupan de nadie salvo de sí mismas.
Y el otro comportamiento es el representado por Cenicienta, que es una persona que trabaja para el grupo, NO JUZGA, acepta las cosas tal y como suceden, sin pretender unos derechos, aun teniéndolos.

Hay por lo tanto dos comportamientos en el grupo, uno a favor del grupo y otro a favor de sí mismo.
Si la persona deja de colaborar con el grupo y empieza a juzgar y a exigir y a tratar de conseguir para sí la mejor parte, automáticamente se pasa al otro bando, que es el de competir, no el de colaborar.

Hay dos realidades, una donde puedes competir y juzgar a todos, descalificando a todos menos a ti, y otra donde puedes colaborar con todo lo que existe, sin juzgar. Esta realidad se compone a su vez de dos dimensiones diferentes: vivir sin conciencia, es decir en la tercera dimensión, o vivir con conciencia, en la cuarta dimensión.
La realidad de colaboración está representada por la fiesta en el palacio real, donde todo es maravilloso y todas las personas son maravillosas.
Claro, si Cenicienta trata de tener razón, se cae de su lugar, no llega.

Entonces, hay dos realidades, y en una conviven dos actitudes. Y el camino de llegada no está relacionado con tener razón o no tener razón, sino con mirar, porque en medio de todo el conflicto – ya que la situación representada es una situación de conflicto, es decir de usurpación y de abuso-, la solución no es una reclamación sino un deseo, pero ni siquiera un deseo elaborado, sino un deseo sugerido desde el otro lado de la realidad, que no eres tú.
Se anuncia algo, y desde la inocencia, es decir desde donde no hay culpables ni juicio, se produce un sueño, una imagen, una resonancia. Y el camino que se abre te lleva al lugar real.

Es importante señalar que hay un diálogo permanente desde el ensueño; algo desde otras dimensiones constantemente dialoga contigo. Encontrar ese diálogo, ese metalenguaje, es importante.

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