CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

Impulsa tu evolución con las publicaciones diarias y profundiza con nuestras herramientas

El Tzolkin, con sus 260 casillas, es una herramienta absolutamente SINGULAR –gracias Tzolkin-, porque únicamente aparece en su propio contexto cultural y ninguna de las otras culturas lo conoce.
Pero siendo algo en relación con el tiempo, no es exactamente un calendario, que fundamentalmente es algo práctico para disponer, dentro del tiempo, la actividad laboral; para disponer, dentro del tiempo, las actividades litúrgicas; para disponer dentro del tiempo el ocio; o para disponer dentro del tiempo las labores de la recolección o de la siembra.
De tal manera que el calendario usurpa el territorio del tiempo y hace aparecer el tiempo como algo asociado al calendario.

Sin embargo, el tiempo no tiene nada que ver con el trabajo o con las labores agrícolas, y ni siquiera con la liturgia o con el ocio.
Lo más parecido al tiempo es la gestación del embrión, y sabemos que está prohibido por la ley, además de ser imposible, contratar embriones, o sea los embriones no pueden trabajar, escolarizarse, asistir a actos litúrgicos o irse de vacaciones.

Los embriones solo pueden evolucionar hacia su expansión, es decir hasta ser plenamente.
Y el tiempo entonces para el ser humano es el momento de la conciencia, que es nutrición favorable para el ser y para la expansión, y eso sí es competencia del tiempo.
Esa expansión del embrión es justamente la realización en una determinada dimensión de algo que se inicia en dimensiones superiores, o incluso en el propio centro, núcleo, big ban o expansión de la vida. Podemos decir que la vida de cada persona se inicia ahí, y ese “ahí” es además atemporal.
De modo que entonces el tiempo es la realización de algo que se inicia en el centro de –lo vamos a denominar así porque nos gusta más- el corazón amoroso de la vida.

El tiempo es como la forma maternal donde la energía de lo óptimo, o sea la energía amorosa de la vida, nutre una conciencia todavía inconsciente hasta su iluminación.
De esta manera, podemos considerar al Tzolkin como un regalo para toda la humanidad; como un diálogo con cada persona que esté recorriendo la vía del Tzolkin, que está siendo nutrida en su conciencia en una vía de iluminación.
Esa vía es también incluyente, como lo es en sí la energía femenina, que es receptiva, incluyente, para potenciar una expansión.

También podemos ver esa energía “incluyente, amorosa, para potenciar una expansión” presente en la actividad de la madre tierra, y entonces encontrar que nos movemos en un mundo de imágenes hablando a la conciencia, o sea en un mundo de espejos donde quizá lo que se proyecta es el contenido de la conciencia más que una realidad exterior, puesto que la forma es luz cumpliendo una misión, con la capacidad de adaptarse plenamente a los contenidos interiores de cada persona.

De modo que la cosa aparece fácil o difícil, de forma variable muchas veces, hasta que decides que solamente es fácil, porque el éxito es seguro ya que no depende de ti sino que se inicia en dimensiones superiores, es decir en lo óptimo, en el cielo, en la maravilla, y tú eres voluntario para ello. Y al ser voluntario ya das un salto y entonces tienes como dos motores: si es bonito dices “GRACIAS”, si te acongoja dices “PERDÓN” y si te paras dices “sí, AQUÍ ESTOY, AMEN”.

La emoción del AGRADECIMIENTO produce lucidez y eleva la vibración interior.
La emoción del PERDÓN, o sea del reconocimiento del ego, produce liberación, es decir descarga peso, libera ataduras y está asociada a la recuperación de lo sagrado íntimo. Quizá a muchas personas no les gusta, y por eso no pueden reconstruir lo sagrado amoroso en su interior, no pueden recuperar el templo, y entonces se produce una separación, porque la luz solo puede estar en el templo. Y con esto estamos hablando de realidades interiores.
Cuando dices “AQUÍ ESTOY”, entras dentro de ti y expandes tu aura y tu conciencia. El éxito está asegurado cuando eres voluntario.

En ese sentido el Tzolkin es una ayuda porque ordena los conceptos, pero desde fuera de ti. No los ordena desde un criterio vencedor sobre perdedores, sino sobre un criterio de supervivencia, de atemporalidad. Da igual lo que suceda, yo sigo aquí.