Si te ceban te duermen.
Si te ceban, te apresan y te anulan. Por eso es bueno elegir y rechazar tantas ofertas de gratificarte con la comida; elegir cuándo y cómo alimentarte.
Cada ser humano, todos los seres humanos tenemos dentro de nosotros, en lo invisible, la fuerza de la vida, pero no la fuerza de la vida pasiva, tipo piedra, sino la fuerza de la vida activa tipo Dios Creador de la Vida.
Me refiero a una fuerza activa que constantemente, todo el tiempo, siempre, está activa, aportando vida para ti. Quiere que vivas y te mantiene vivo, pero resulta que si te atiborras-atiborras, picoteas y te gratificas con banalidades comerciales, inactivas esa fuerza maravillosa, porque mientras digieres no buscas, no necesitas. Y cuando se desactiva la fuerza que te lleva a más vida entonces vas hacia la enfermedad y la muerte, aunque aparentemente gratificado.
Has caido en la trampa, estás atrapad@ en el moco.
Por eso es bueno elegir.
Por eso es bueno el ayuno intermitente.
Elegir cuándo y cómo alimentarte. Es decir alimentarte. Y para alimentarte necesitas dejar mucho tiempo, muchas horas para digerir los alimentos.
Digerir no es solo lo que hace el estómago, sino que tiene varios niveles y el último ocurre en el interior de la célula, donde la célula que ha recibido algo lo transforma en vida y finalmente expulsa lo que no le vale. Todo eso lleva varias horas y si no dejas que el alimento se haga vida empiezas a llenar tus celulas y tu cuerpo de no vida (muerte) y quedas atrapado, atrapada en el moco.
En realidad no es un asunto digestivo sino vital.
Si te gratificas con la comida es que no te gratificas con la vida.
La verdadera nutricion es el amor.
José Cabal. Vía Tzolkin
