CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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Hay una bella sintonización moviéndose por una determinada frecuencia vibracional, del tipo de las frecuencias vibracionales linguisticas, las cuales algo tienen que ver con el viento, o sea con esa lengua que aparece en el sello, que de alguna manera corresponde a Huracán, el corazón del cielo, sobre todo en la visión expandida que encuentra que el viento es en realidad viento-tormenta. De alguna manera es una palabra para resucitar y vivir en plenitud desde lo atemporal.

Una cosa es empezar a existir y otra cosa es resucitar, que significa seguir existiendo pero más, y viento-tormenta no dice “empieza”, sino “más”, vive más y mejor, con más intensidad, con más disfrute, con más plenitud, con más alegría y con más agradecimiento. Quizá está traduciendo una expansión de la conciencia en lo óptimo, o sea como si no sabes quién eres ni has visto nunca un espejo y de repente encuentras uno, te miras en él y conoces tus rasgos.
Claro, esa experiencia es difícil en nuestra sociedad, que sabe fabricar muy bien espejos y que los hay en todas las casas y por todos los sitios.

Nos referimos a una expansión de la conciencia instantánea, por el camino que sea.
Si encontramos que los idiomas crean un espacio vibracional en alguna dimensión -signifique dimensión lo que quiera significar- que de alguna manera pudiésemos comparar utilizando las cosas que conocemos, podríamos decir que los idiomas serían como continentes o ciudades, incluso como familias o como especies.
Los idiomas podrían ser en alguna dimensión algo similar por la forma en que enlazan, unen a las personas y les ofrecen patrones similares, a especies de plantas. Habría frutas o gentes que serían manzanas o lechugas.
Cuando aprendes otro idioma y lo interiorizas es como si injertaras una variedad en otra, consiguiendo un árbol que da ciruelas de 4 variedades porque hablas 4 idiomas.

Hay una realidad invisible pero cierta asociada a algo que en su inicio está en el corazón del cielo, Huracán, o sea viento.
En este ámbito arbolístico, vegetálico o como quiera que se llame dimensionalmente el tema, que configura el idioma de Cervantes, García Marquez y otros bastantes, gracias a Dios, sucede que hay un bello intento, pero no como intento que no consigue su objetivo sino como movimiento del corazón, es decir conectado con el corazón del cielo.
Parece llamarse Harwitum y en su movimiento del corazón, en su intento, está despertando las conexiones invisibles pero reales en ese ámbito.
Como de costumbre, no tenemos mucha idea del asunto, así que solo podemos hablar desde nuestra ignorancia y nuestra absoluta insolvencia.

Parece ser que es importante en una zona del mundo que en algún momento se ha denominado Iberia, activar los lugares sagrados, por supuesto desde la conciencia, la inocencia y la alegría, conectando esto con el centro de ese territorio.
Curiosamente en las proximidades del centro de Iberia se levanta un lugar donde se ha reproducido el templo de Salomón. El Escorial es un lugar construido siguiendo específicamente las indicaciones que aparecen acerca del templo de Jerusalén. Este enclave es visible desde Madrid a simple vista, por lo menos sus entornos.

Parece ser que Harwitum también quiere activar los lugares sagrados en torno a Roma y enlazarlos con Iberia.
Para algunas personas este intento, es decir este movimiento desde el corazón, sin duda es maravilloso porque conecta con su propia maravilla, y para otras personas quizá pueda parecer algo ilusorio.
Nosotros, desde el mismo sitio que antes, es decir desde nuestra ignorancia e insolvencia, encontramos que ese intento está refrendado desde donde suceden las cosas reales, que en su mayor parte son desconocidas, y que sin embargo afloran a través de sincronías.
El hecho sincrónico aparece cuando consideras que el Vaticano está bordeando el río Tiber, y Tiber comparte con Iberia todo su núcleo central T-IBER e IBER-IA.

IBER expresa dos puntos sincrónicamente presentes en ambos escenarios. Pero además el inicio de la capilla Sixtina también está construido, parece ser, siguiendo las pautas en este caso del primer templo de Salomón, el cual fue reconstruido por el Papa Sixto, pero sobre una construcción judía muy anterior siguiendo el patrón del primer templo.
Esto supone una nueva sincronía, que refuerza el sentido de este enlazamiento que se está produciendo desde el intento por Harwitum –gracias, Harwitum-.
Estas personas vibran en algo existente, porque el enlazamiento existe y simplemente sucede que en estos momentos parece conveniente que se ponga de manifiesto para más personas.

De hecho, hay incluso una nueva unión más entre esos dos ámbitos, que se convierten en tres, lo cual se ve refrendado por aquel lugar donde algo empezó a empezar en aquellos momentos en que empezaba a empezar algo, y que por alguna razón vino en llamarse tiberiades (T-IBER, IBER-IA, T-IBER-IA-DES), donde precisamente aquel Pedro de la plaza gustaba de pescar, quizá como un entrenamiento para el desarrollo de misiones futuras.

Y ahí justamente además encontramos el cuatro, que da inicio a la columna resonante. En las orillas del lago tiberiades algo comienza con el llamamiento de 4, que creo que técnicamente se denomina el llamamiento de los 4 primeros discípulos.
O sea el tono 4 que inicia la columna resonante tipo como dragón 4, y también la columna resonante personalizada de cualquier persona, empezaría con un tono 4.
En el cuatro hay un inicio.

Claro, Iberia, Tiber, Tiberiades muestran una conexión, aunque quizá solo en el mundo de las palabras, o sea del Viento -esa lengüecita-.
Pero si las palabras son ondas portadoras de luz, ya no diríamos “solo”, sino “nada menos”: nada menos que en el ámbito de las palabras portadoras de luz.
Gracias Harwitum y perdón.
Matías es el nombre del último y Esteban es el nombre del primero; el último en ingresar entre los 12 y el primero en ver las puertas abiertas del cielo.
Gracias pibe y perdón.