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El color rojo desde el punto de vista de la misión, que de alguna manera también es el autoconocimiento, está vinculado a la sanación de la propia luz.
El color rojo se vincula con la luz que entra en la forma para cumplir una misión; expresa la luz que toma una forma como tal vehículo, algo medible y pesable, para cumplir una misión.

De alguna forma sanar lo rojo es sanar la luz en las personas. El componente de la luz se asocia con un vehículo, y entonces el rojo es el vehículo, y sanar el vehículo es sanar el ADN, como vehículo a través del tiempo.
Hay un enlazamiento en el tiempo, una presencia y una actualización que está expresada y conformada por el ADN, que se dirige hacia la plenitud de forma exitosa, porque todo lo que existe, existe desde la plenitud.
Entonces, sanar el rojo es sanar la luz de la persona, y también sanar el viaje en el tiempo de sus cromosomas, su ancestralidad y la claridad respecto a quién es y qué es lo que hace, es decir su misión. Sanar la luz es sanar la misión de la persona.

Actualmente es muy corriente que las personas tengan baja autoestima y depresiones. También se potencia mucho la sumisión, el seguir a otras personas en lugar de la propia luz interior. Esto se traduce en la cantidad de enfermedades que hay autoagresivas y autoinmunes, donde te atacan tus propias defensas, es decir te atacas a ti mismo.

Sanar el vehículo, es devolver la luz y resituar el motivo por el que estás en esta encarnación, y el vehículo donde todo esto sucede, con la resonancia, a través el ADN, de sanar el pasado y sanar el futuro, es decir, sanar ese viaje en el tiempo para llegar a situarte en la plenitud.