CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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Patos en río small
Estamos acabando el año maya, contado desde el 25 de julio como día fuera del tiempo y el 26 de julio como inicio del nuevo ciclo de experiencias.
El año que acaba se inició en la luna 9 de la onda del dragón, favoreciendo la recuperación, desde el cuerpo, de la realidad del alma.

Claro que para eso tenías que encontrar la solidaridad del cuerpo, o sea tu cuerpo, con todas las demás personas.
La recuperación del alma comienza con la recuperación del cuerpo solidario, que “siente” a las demás personas. Es decir, “siente” sus problemas, alegrías, hechizos, miedos y dones, algo que se recoge en la manera actual de hablar, a través de iconos, slogans y mantras, con la expresión “tú eres otro yo”.

Recuperar el alma comienza recuperando la conexión con cualquier cosa que sea el otro. Como quiera que sea, el otro, los otros y l@s otr@s aparecen en la dimensión material, que también podemos denominar 3D, bajo el juego de víctima-agresor y cosas así, es decir, bajo la enseñanza recibida de “cuidado, puede ser un enemigo”, y entonces peligras, o “atención, puede ser una víctima y puedes sacar provecho”, lo cual te convierte a ti en depredador.
Ninguna de las dos posibilidades son favorables para reconectar con el alma, que extrae su fuerza del cuerpo de la solidaridad y del paradigma del “tú eres otro yo”.

De modo que todo este año ha estado plagado de acontecimientos con una alta tensión corporal, como expresión del amor, de la salud o también de la enfermedad como vía de acceso al conocimiento, donde la emoción, que es lo que expresa la luna, ha aparecido como experiencia iluminadora.

De hecho toda esta conexión con el alma desde el cuerpo estaba poniendo de relieve el mundo emocional, sus trampas y encantos.
Cuando estaba lleno de trabas y de miedos era un obstáculo, pero cuando ese mundo emocional recuperaba su conexión con el agua como algo celeste -tan celeste que es anterior a la luz-, entonces aparecía la maravillosa experiencia desde la dimensión del alma.