Hoy queremos hablar sobre el perdón, sobre ese dolor tan grande que mantienen en su interior cuando están enfadados con alguien y no pueden o no saben digerirlo o asimilarlo.
Ese dolor les reconcome por dentro, limitando su plenitud y su felicidad. Y sin embargo, a menudo no saben soltarlo. Es tan grande su enfado que prefieren hacerse daño a sí mismos, como si fuera una especie de venganza sobre otras personas, situaciones o sobre la vida misma.
Ese enfado tan grande se podría comparar con la pataleta de un niño, que siente impotencia o incomprensión frente a algo concreto.
Pero el dolor está dentro de ustedes. En realidad se están agrediendo a sí mismos.
Hoy les recordamos la importancia de perdonar y de perdonarse. Si quieren encontrarse mejor y disfrutar de la vida que llevan y de la maravillosa realidad que ya se está instalando, es imprescindible soltar el rencor, dejándolo ir y permitiendo que ese hueco sea llenado con las nuevas energías.
El rencor pesa y hace daño. Suelten esa mochila.
Gracias.