Hay ocasiones en las que la quietud es lo mejor. Soltar emociones, no hacer, no responsabilizarse… Solo estar y ser, sin más, conectando con la luz de nuestra estrella, con los ritmos del universo, con el flujo de la vida. La respiración nos une a la tierra y nos enraíza.
Ser y estar, sintiendo como late la vida, como todo fluye aunque aparentemente esté estático y parado.
Hay ocasiones en las que se puede soltar el ajetreo mental, laboral o familiar, en las que se entra en la atemporalidad, en lo que ES, con una conciencia más elevada.
Hay ocasiones en las que no hay expectativas, ni siquiera búsquedas y todo parece perfecto.
Puede ser solo un segundo, pero merece la pena sentirlo. De esta manera, las prioridades se reordenan y ya nada es igual.
Gracias.
