Tranquilos. No hay prisa. No hay urgencia. Todo lleva su tiempo. Los procesos tienen un ritmo que no conviene acelerar.
Paso a paso, sin parar, sin entretenerse o dispersarse, prestando atención a lo que sucede, a lo que se siente.
Las ayudas están por todas partes, desde todos los planos, en todos los rincones.
No se precipiten. Siempre desde su centro, tomando conciencia, siendo.
Gracias.