No, no están desconectados, aunque la intensidad del día a día pueda hacerlo parecer. Están viviendo sus procesos. Esa es la espiritualidad aplicada al día a día, y no tanto rutinas repetitivas, por muy buenas que éstas sean.

Tomen conciencia de lo que están viviendo, de lo que están haciendo. Fíjense en su intención, en su atención, en si se corresponde con sus ideas y sueños.

Vivir es estar despierto y estar dormido, actuar y parar, sentir y razonar, aprender y equivocarse.

Esa intensidad con la que están viviendo es lo propio de estos momentos de gran cambio. Es lo adecuado.

Sin embargo, pueden encontrar momentos para alinearse y centrarse, para recuperar su equilibrio o armonía interior. Pueden tener momentos para estar consigo mismos, sin las influencias externas, solo sintiendo su interior.

Esos momentos de introspección, de silencio o de observación son compatibles con la intensidad actual de la vida, donde todo está en permanente movimiento y parece exigirles una gran capacidad de adaptación y de ecuanimidad.

No pretendan mantenerse siempre en su sitio, pero intenten recuperar su centro cuando sea posible.

Gracias.