Atiendan a su niño interior. Permitan que se exprese y desahogue. Escuchen sus necesidades y peticiones.
Es una parte de ustedes, de su interior. Respeten sus limitaciones y su ritmo.
Quizá quiera jugar, reír o simplemente estar un rato solo. Quizá no entienda el mundo de los mayores, pero ustedes pueden hablar a su nivel, con cariño.
De alguna manera comparten ustedes todavía algo de su niño. Ahora pueden disfrutar de ello. Gracias.