CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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El año 2022, que se sitúa en una resonancia numerológica 6, se inicia el 1 de enero con la noche 6 y finaliza el 31 de diciembre con la mano 6, reforzando el valor del 6.

Si además le añadimos la visión de la otra tradición, la tradición quiché, nos encontramos con que el año comienza como espejo 13, donde de nuevo aparece de manera reforzada el valor 6, porque se trata de la onda 6, cuyo inicio es el sello 6 del enlazador.

Encontramos que uno de los valores del 6 desde el código del Tzolkin es que es una puerta a la resonancia, una puerta a esa experiencia iluminatoria que te saca de la oscuridad a la luz. Esa experiencia está basada en aprender de tu experiencia, como se ve en la columna 6, donde aparece la onda de la serpiente, haciendo referencia a Quetzalcóatl, el anciano sabio, que aprende desde su experiencia y así se deshace, como la serpiente, de lo que ya no es.

Cuando miras tu vida como una víctima puedes contar todos los agravios y sufrimientos que has padecido, pero esa no es la puerta que te lleva a la resonancia. La puerta que te lleva a la resonancia aparece cuando miras tu vida y ves que es la forma en que Dios, la energía creadora de la vida, te habla a ti personalmente. Cuando descubres que a través de tu vida estás hablando con Dios es cuando recuperas tu condición divina y entonces se abre una puerta a otra dimensión.

Podemos encontrar esa resonancia precisamente en este año 2022, numerológicamente 6, que comienza como día fuera del tiempo con noche 6 y espejo 13, siendo el primer día laborable, inicio del año laboral, semilla 7 y tormenta 1.

El valor de la noche es ensoñar, pero ensoñar como Tezcatlipoca, como la energía de Dios en tu interior que te invita a decir “todo está bien”. Y vemos que está unido a la forma trascendente de Tezcatlipoca, que es espejo 13. De modo que el año se inicia invitando a ensoñar desde tu niño divino, que encuentra que todo está bien.

Entonces, en este periodo es el ensueño el que te abre la puerta a ser tú, y a ser tú como quien canaliza a la energía divina. Eso es lo que significa la semilla 7, ser tú cuando eres la energía divina, cuando eres Tezcatlipoca. Y más aún, ser tú cuando estás extinguiendo los karmas, perdonando a todas las personas, porque la semilla 7 y la noche 6 están en la columna central, que es donde sucede el nuevo nacimiento. Estás abriendo la puerta al nuevo nacimiento este año, y la forma de hacerlo es ensoñando y perdonando. Tú eres quien vienes a levantar todos los karmas, a sacar a los presos de la cárcel. Y delante de ti está el aquí y el ahora, el momento atemporal presente.

En la otra tradición aparece como tormenta 1, que significa resucitar. Esa es la propuesta para el año, resucitar despertando a Tezcatlipoca; ensoñar siendo tú, pero desde tu ser divino.

De esta manera comienzas ensoñando (noche 6) y terminas siendo impecable (mano 6), es decir, habiendo sanado todo el daño emocional. Podemos decirlo de otra manera, que empiezas situándote desde tu ser divino de manera trascendente (espejo 13) y terminas interactuando desde el amor de manera trascendente con las demás personas (viento 13). Cuando despiertas tu ser divino, tu palabra es trascendente desde el amor. Esa es la propuesta para este año, pero también la profecía.

Vemos el valor 6 en el centro del árbol de la vida cabalístico, como “Tiferet”, significando belleza, amor y unión, porque es el lugar donde se une la compasión y la severidad, donde se une el juicio y el perdón. Y vemos que eso corresponde también al valor del enlazador, el unidor, que es la forma blanca, la forma amorosa de la luz cumpliendo una misión, que aparece como dragón.

Entonces, tú primero necesitas situarte en el propósito de cumplir tu misión, ser tú, y en su segunda manifestación ese propósito de ser tú se transforma en el enlazador, ser tú amorosamente, uniendo. Y eso corresponde a Tiferet. Por un lado, tienes la ley y el juicio, y por otro lado tienes el poder del perdón y el amor. Y tú te transformas, recuperas tu condición divina cuando eres amor, el amor que perdona.

Este año tiene una peculiaridad muy singular y mágica, convirtiendo este cuantum de tiempo del año en algo mágico que devuelve a las personas su auténtico ser, y es que en la tradición quiché comienza el año como espejo 13 y termina como viento 13 el 31 de diciembre. Así, el 1 de enero 2023 es noche 1, que es la fuerza oculta del espejo 13.       Pero lo que sucede el 31 es que no hay noche. El 31 no te duermes, sino que te duermes ya el 1, de modo que realmente de alguna manera el año comienza con el espejo 13 y termina con la noche 1 que es cuando duermes, y es su oculto.

Entonces todo el año se convierte en el encuentro de lo oculto; la ampliación de la conciencia que incluye las energías reales y maravillosas en tu interior.

Vía Tzolkin