Suelo salir a correr buscando al venado y a veces lo encuentro. Suelo subir la montaña corriendo, esperando encontrarme con el venado, y a veces viene a mí, se cruza en mi camino. A veces me llama desde lejos y le veo quieto, mirándome. Y a veces solamente le huelo, siento con mis sensores espirituales su presencia, que me acompaña.
En algunos momentos ese venado se convierte en un águila, que me mira desde más lejos que lo que llega mi vista. Y entonces, encuentro que todo tiene sentido. Correr por la montaña es quizá la mejor cosa que puedo hacer justo en ese momento, siendo visto por el venado, que se ha convertido en un águila mientras sonríe hablando con su colega, con el otro águila que le acompaña.
Entiendo que quizá está expresando que cada venado son dos águilas, porque cuando dos águilas vuelan juntas en realidad se trata del venado. Quizá yo también sea un venado o un águila. Y entonces cuando soy un águila quizá me interesa mirar dónde está el otro águila.
José Cabal. Vía Tzolkin.
