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Cuando el problema aparece, porque tu cuerpo te transmite malestar o dolor, es el momento en que estás conectando con la realidad maravillosa, para dejarla crecer a través de tu conciencia.

El asunto es que aparece un problema en el “nivel cosa”, en el nivel cuerpo, en el presente, en el aquí y ahora, y se trata de salir de ahí, de la secuencia temporal, y entonces interpretarlo en el nivel simbólico.

Cuando lo que sucede en el nivel cosa es que tu cuerpo está manifestando malestar o dolor, es el momento de salir del nivel cosa para entrar en el nivel símbolo. Cuando en el aquí y ahora de tu cuerpo aparece molestia o dolor es el momento de dejar de mirar la realidad aparente y abrir los ojos a la realidad espiritual, permitiendo a la energía Dios que se encargue de tu cuerpo.

En el nivel cosa las cosas suceden de modo lineal y lógico. Decimos lineal, porque reconocemos que hay una causa y un efecto: “siempre que hago esto sucede esto”. Y decimos lógico, queriendo decir algo así como “si yo tengo algo y una persona no lo tiene, puede quitármelo”. Pero en el nivel símbolo no es así. Las cosas no son ni lógicas ni lineales, y todo puede suceder, todo es posible. Incluso lo imposible es posible. En realidad, no está traduciendo leyes físicas sino tratando de establecer conexión, diálogo, enseñar algo, nutrir, hacerme más real. Entonces, el momento del conflicto es el momento de iniciar el diálogo.

Sucede siempre de manera lineal, pero no es lo que tú quieres. Cuando ves claramente que lo que estás haciendo no es lo que quieres, quitas las justificaciones de por qué, y entonces te sitúas en el nivel símbolo y decides actuar desde el nivel de la maravilla. Sales de lo que sucede en el aquí y ahora del presente, donde las respuestas están creadas desde tu construcción mental, la lógica, donde has aprendido a defenderte de una realidad que consideras adversa, y al elegir libremente, desactivas esos programas inconscientes, que te impiden estar en el tiempo que permanece. Sales de la entropía y entras en la realidad Dios, en lo que permanece.

Por ejemplo, te despiertas en mitad de la noche y quieres dormirte, pero sientes que no puedes y descubres que pensar que no puedes dormir con todo lo que tienes que hacer al despertarte te produce enfado. En el nivel material, efectivamente necesitas dormir para al día siguiente poder rendir y resolver las circunstancias. Y eso te produce enfado, pero descubres que es una respuesta automática de tu cuerpo, donde cuando estableces un juicio y no consigues lo que quieres, te enfadas. Y de repente dices “elimino el programa de enfadarme cuando las cosas no suceden como yo quiero”. Entonces sales del tiempo de la entropía, de las cosas, y te sitúas en el tiempo de la vida donde todo está bien y no necesitas que las cosas sean como quieres. Eliminas la reacción instalada en tu cuerpo, donde la química que aparece es la del estrés y aparece la química del bienestar, del gozo, de estar vivo, aunque no sucedan las cosas tal y como las tienes programadas.

Te das cuenta de que era mejor estar despierto que dormido.

José Cabal. Viatzolkin.com