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Cuando lo invisible, lo inmaterial, que es invisible, inencontrable, irreconocible, imperceptible, se hace visible, aparece lo material, lo visible, lo táctil, lo reconocible. ¿Por qué lo hace?

Quizás esa pregunta sea una pregunta sin respuesta. Quizás esa pregunta sea una pregunta que no necesite respuesta, o que no esté bien formulada. Esa pregunta solo puede ser hecha por un ser humano, que, desde su cuerpo materia, es invisible hecho visible. Y entonces, el asunto no sería ¿por qué hago esto?, ¿para qué?, sino que la pregunta sería: he decidido hacer esto, quiero hacer esto, ¿cómo?, ¿cómo hacer esto?, ¿cómo hacerlo realmente?, ¿cómo hacerlo real?

Entonces la materia, la decisión de lo visible de hacerse visible, aparecería unida a la conciencia, a la voluntad libre.

Puedes preguntarte si el hecho de que lo invisible se haga visible es casual, accidental o voluntario, decidido, y encontrar que la materia contiene y expresa orden. Sin orden, sin repetición ordenada no hay materia. Lo invisible, irreconocible, imperceptible está ordenado, por eso es reconocible, visible, perceptible. La conciencia despierta lo encuentra y lo reconoce. La conciencia dormida, la no conciencia no. Por eso la pregunta en un determinado momento no sería ¿por qué?, sino ¿cómo?, ¿cómo poner más conciencia?

La materia hoy sabemos que está compuesta por fractales que reproducen lo mismo en distintas dimensiones, es decir, se puede repetir y así encuentras distintas dimensiones de la realidad. Pero también encontramos que está ordenada, porque materia desordenada no es fractal. Buscando el fractal expandes la conciencia.

El espíritu, lo inmaterial en la materia, despierta tu espíritu dormido. “Dormido” es que solo ve materia.

José Cabal. Viatzolkin.com