CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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El cielo comienza con el oxígeno. Nuestros pies nos pegan a la tierra con la ley de la gravedad, de modo que nuestro cuerpo, que es el lugar donde estamos en el aquí y el ahora, es una prolongación de la madre tierra, y aquello que rodea nuestro cuerpo, siendo la piel la frontera, es cielo, que está ocupado por oxígeno.

El cosmos, en su inmensísima mayoría, está compuesto por hidrógeno. Es un átomo simple con valor uno, con un electrón y un protón. Y como una mutación, un salto cuántico, el uno se transforma en dos y aparece el oxígeno. Y entonces sucede que, en el cosmos, la mayoría de lo que determina esa realidad, aparece como hidrógeno.

Sin embargo, en la tierra, rodeando la tierra, lo que aparece es el oxígeno, creando dos lugares diferentes, y en el espacio del oxígeno aparece el ser humano. De alguna manera estamos rodeados de cielo, aunque no lo veamos, porque para ver el cielo hace falta sanar la visión y liberar el águila que ve la maravilla.

Quizá piensas que lo que te rodea es nada, porque es invisible, y sin embargo es lo que de manera primaria te mantiene vivo. Y cuando dejas de interactuar con el oxígeno, cambias de escenario y abandonas el aquí y el ahora, quizá para volver a repetir, quizá para dar un salto cuántico, o quizá para volver de nuevo al aquí y el ahora, pero ya no para volver a repetir y aprender algo, sino para encontrarte con alguien o hacer algo, y cumplir así tu misión.

Entonces, en cualquier momento puedes pararte y dialogar con el cielo, simplemente reconociendo cómo a través de la respiración el cielo, lo óptimo, la vida, la luz entra en ti, y cómo le puedes entregar lo que ya no te sirve. Le puedes entregar lo que para ti no es vida.

Puedes respirar vida y luz, con agradecimiento y con lucidez, y entregar lo que ya no te sirve.