CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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40 días.
Es una fecha atractiva, porque hay muchos procesos espirituales asociados a 40. Hoy es luna 8 y cuando nos situemos en la luna 9 estaremos comenzando un nuevo ciclo anual en el código maya, ya que será 26 de julio.
Si contamos 40 días tomando el día de hoy -16 de junio- como primero, en 40 días nos encontraremos en el día verde, 25 de julio, estrella 8.
Pero si contamos 40 días a partir de hoy, es decir el día de mañana como primero, nos encontraremos con la luna 9, primer día del nuevo año.

Esto nos da ocasión de vivir conscientemente los 20 sellos en un momento que nos va preparando hacia la vibración del nuevo año.
El año va a nacer tomando su fuerza propiamente del dragón, ya que tanto la estrella 8 -vibración del día verde para este año- como la luna 9 -inicio del año que va a dar sentido vibracional a toda la actividad del año- sacan su fuerza raíz del propósito expresado por el dragón 1, que de alguna manera también expresa al propio Tzolkin.
Es como si el Tzolkin en este nuevo año se abriera con total frescura y amplitud para los que quisieran sacar fuerza de él. De esa manera nos encontramos en un tiempo que permite recapitular las experiencias vividas en este periodo, que se van a ver renovadas con la fuerza del nuevo año.
La luna 9 pone de manifiesto la fuerza presente en el dragón, que te impulsa a la realidad transcendente del caminante del cielo. La emoción expresada en la luna 9 contiene una fuerza que quiere transmutarse en el caminante del cielo en tono 13.

La luna 9 es la tercera presentación del color rojo. Podemos ver cómo el dragón se transforma en esa energía ascendente luminosa en el interior, expresada por la serpiente, que relacionamos con la kundalini. Esa energía kundalini recibe una retroalimentación donde la luz aparece como agua, y al aparecer en el tono 9 aporta una fuerza extra que te impulsa a la vivencia del caminante del cielo en tono 13.

De modo que todo este año queda impregnado por algo relacionado con el color rojo, cuyo origen expresivo está en el dragón como traducción del Bosón de Higgs, donde la luz toma forma.
El reconocimiento de la luz te propone una transmutación hacia la vivencia de lo óptimo como caminante del cielo.

La onda del dragón llega al cielo desde la solidaridad y contiene dos elementos de fuerza, la kundalini y la emoción.