Es en los juicios donde te conviertes en un asesino. Te conviertes en un asesino porque te sales de la vida y del amor, y entonces estás en la realidad de la no vida.
Con el juicio, entras en esa realidad de la no vida, donde eres un ángel caído, un desposeído, un expulsado del Edén, un expulsado de la vida, un expulsado del amor.
La materia es el pensamiento, la creencia. El juicio te lleva a una creencia de que una determinada persona o situación es negativa. Estás viendo lo que no está bien, porque no miras desde el amor, sino desde el acusador. No estás viendo la maravilla.
Entonces, cuando te enfocas de esa manera sobre una persona estás matando su realidad Dios y te conviertes en un asesino.
Cuando juzgas y condenas a una persona rompes y destruyes la realidad donde todos somos Dios y Dios está en todas las personas.
Entonces, estás creando una realidad paralela, de buenos y malos. La dualidad de buenos y malos es la realidad de Dios-Demonio, Cielo-Infierno, y cuando con tu juicio metes a una persona en el infierno, resulta que esa persona eras tú.
Entonces, el juicio te condena a ti, y no te interesa. Cuando juzgas, tú eres el acusador, y el acusador es el que vive en el infierno.
José Cabal. VíaTzolkin.com
