Hay un diálogo permanente abierto entre tu ser en esta dimensión, en el aquí y ahora, asentado en tu cuerpo, con tu ser espiritual, situado en lo atemporal y en lo óptimo.
Ese diálogo sucede dentro de ti y no necesita palabras sonoras, ni oídos que escuchan los sonidos.
Tu cuerpo es el anclaje al tiempo. Tu cuerpo te situa en el tiempo, en el aquí y ahora.
Tu cuerpo se dirige al no ser, pero tu esencia, tu ser espiritual que pertenece a lo óptimo y a la realidad Dios, es atemporal.
Tu esencia no está en el tiempo y no va hacia el no ser, sino que va hacia el Ser y en parte lo hace a través del diálogo.
Es un diálogo que no necesita de las cuerdas bucales, que pertenecen al cuerpo, ni de oídos físicos, que también pertenecen al cuerpo.
Ese diálogo es parte del despertar a lo optimo.
Todas las flores saben que no discrimino ni a los sordos ni a los mudos.
