La frecuencia 13:20, como el dragón, es magia y resonancia.
Para nosotros, la frecuencia 13:20 es una actitud, y la actitud traduce un nivel vibracional de las partículas subatómicas, pero también y sobre todo de la materia oscura.
En esa vibración, te encuentras que cuando eres un voluntario en un terreno grupal, es decir, en aquel territorio donde reconoces el in lak’ech o “tú eres otro yo” aplicado no solo a cualquier persona sino a cualquier manifestación de la materia -porque la materia es una formulación del espíritu-, es la forma en que el espíritu se te acerca.
Y cuando te descubres como voluntario, expresión de la onda 13, onda de la tierra e inicio del cuarto castillo, entonces te das cuenta de que eres un caminante del cielo, sello 13.
La frecuencia 13:20 unifica al caminante del cielo, sello 13, y a la tierra, onda 13.
¿Dónde lo unifica? En la sociedad de la estrella, onda 20, final del quinto castillo.
Pero la sociedad de la estrella, onda 20, traduce los contenidos en lo individual del sello 20, o sea la iluminación.
“Como lo sabían los mayas galácticos, todos los seres sensibles e inteligentes de esta tierra son hijos del Sol: kinich-ahau. Por lo tanto, canalizar la fuerza solar y la energía transmisora del espíritu es un derecho de nacimiento evolucionario de todos.”
José Arguelles, El factor maya, página 13
