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Es importante situarse en el presente, que es sencillamente decidirte a sentir. Decidiéndote a sentir te desvinculas del pasado, de quién eres, de tu posición social, de tu género, de tu nacionalidad. Simplemente te dispones a sentir.
Y al mismo tiempo te desvinculas también del futuro, de tus proyectos, de tus necesidades no cubiertas, de todo lo que consideras que tienes que hacer o dejar de hacer.
Entonces, es importante situarte en el presente, que es sentir y estar.

SENTIR responde bastante a una orden, que puede ser simplemente un deseo, como “deseo sentir” o “me permito esto”.
Y ESTAR es conectarte con tu cuerpo, y a través de tu cuerpo conectarte con el aquí y el ahora.

Una vez que consigues situarte en esa disposición, puedes conectar con la respiración, que está conectada por un lado con el futuro, porque es la puerta que abres a seguir vivo. La respiración te conecta con la vida y cuando estás tomando oxígeno, ese oxígeno va a formar parte de tu futuro, va a tardar más o menos en llegar a cada célula y procurarle el combustible necesario para seguir funcionando.
La respiración es como la puerta del futuro, aunque no seas consciente de que estás abriendo la puerta al futuro. Puedes decidir jugar, como lo hace los niños, que se creen lo que están viviendo con su juguete, y al inhalar estás abriendo la puerta a un futuro maravilloso, no porque tú crees el futuro maravilloso, sino porque el futuro maravilloso existe y tú decides en tu juego conectarte con ese futuro maravilloso existente.

Al mismo tiempo la respiración te conecta con el pasado, porque al exhalar sacas del cuerpo el pasado, el resultado del metabolismo de las células. Ese es tu pasado, lo que hacía tu hígado, tus músculos, tu bazo, tus glóbulos rojos, tu piel, etc. Se produce un intercambio entre lo nuevo, que es el oxígeno, y lo antiguo, que es el oxígeno cargado con el CO2 y representa el pasado que ya no sirve.

La respiración te abre la puerta del futuro. Puedes con tu deseo cargar la orden de que se dirija y abra la puerta a la realidad maravillosa existente. No necesitas crearla, ya existe.
Y al mismo tiempo, estás abriendo la puerta para que salga el pasado gastado que ya no te sirve, que ya ha cumplido su función, su misión. Le puedes dar vacaciones, puedes despedirle dando una gratificación, una honra.
Entonces, en la respiración encuentras que te sitúas en la frontera entre el pasado y el futuro.
José Cabal. Vía Tzolkin