CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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Muchas veces no sabemos lo que es objetivo y lo que es subjetivo. Lo que consideramos objetivo es absolutamente subjetivo. Decimos absolutamente subjetivo porque en ese momento estás atrapado y ni siquiera te das cuenta de que aquella construcción, con la cual estabas explicando la realidad, la estabas haciendo desde la subjetividad. Y si la subjetividad era un miedo, estabas construyendo algo objetivo sobre un miedo.

Por ejemplo, el olor podemos creer que es objetivo, pero es subjetivo. Vamos a decir esta frase con mayúsculas, como para darle énfasis: EL OLOR ES SUBJETIVO. Aunque muchas personas crean percibir el mismo olor, aun así, el olor es subjetivo.
Esto nos viene muy bien porque se produce una transferencia de la subjetividad. Tú de repente desde tu subjetividad empiezas a crear una realidad y las personas que te son cercanas, que tienen lazos afectivos contigo empiezan a entrar en esa realidad subjetiva tuya.

Las personas que están invitadas a caminar en un camino espiritual, las personas que están invitadas a dar un salto cuántico, acceder a la transcendencia, caminar en la belleza y despertar el mago, necesitan encontrar qué es objetivo y qué es subjetivo, porque si consideran lo subjetivo como objetivo no saben en qué dirección se encuentran.
Y se encuentran en una dirección donde al final hay un espejo, donde esa luz rebota pero no atraviesa, y tienen que volver a tu camino, a su centro, y encontrar esos aliados, esos ángeles.

Hay un lenguaje que habla de ángeles y hay un lenguaje que habla de aliados, y es lo mismo. Tienes que encontrar la humildad y tienes que encontrar un antídoto maravilloso de la subjetividad negativa acerca de ti mismo, que es la enfermedad más habitual de las personas. La subjetividad negativa acerca de sí mismos es el “no se, no puedo, no valgo, huelo mal, soy feo, etc.”, y el antídoto es “bueno, ¿y qué?”.
“Bueno y qué” también es un mantra, una palabra de poder: “no valgo, soy inadecuado, bueno y qué”, “Dios me ha convocado, la realidad Dios me llama a ser siendo y soy feo, bueno y qué”.

No es lo más importante no ser feo, no es lo más importante no oler bien, porque cuando conectas con la dimensión de lo óptimo, todos esos conceptos negativos son inexistentes. Los buscas y no los encuentran. Se han quedado en el mundo subjetivo.

Se tú. Conecta con lo mejor de ti. Ese es el trabajo espiritual.