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LOS CUATRO ACUERDOS TOLTECAS Y EL CASTILLO VERDE:
En el tiempo en que transcurrimos por el castillo verde, acabando el ciclo anual que comienza en el día sin tiempo del 25 de julio -al cual nos acercamos, incluso rápidamente-, y que también transcurre todavía en la resonancia de la pascua y la resurrección hacia la efusión del espíritu santo, queremos evocar los cuatro acuerdos toltecas -sabiendo que son cinco. Gracias, doctor Ruiz- y resaltar su paralelismo con el castillo verde.

El castillo verde con sus cuatro ondas y los cuatro acuerdos se superponen de alguna manera en sus contenidos.

Uno de los acuerdos habla de la impecabilidad de palabra, precisamente por el poder creador que tienen las palabras, y esto es precisamente lo que se expresa a través de la onda del VIENTO.
Desde nuestro enfoque, encontramos que las palabras son ondas portadoras de luz, de ahí su gran poder, y solo desde la impecabilidad de palabra puede estar la vivencia de lo expresado en el castillo verde.
Encontramos que la impecabilidad de palabra se traduce en la onda del Viento.
Pero en relación con el castillo verde también necesitamos decir que la onda del viento, que te impulsa hacia la sociedad de la estrella, está asociada con la onda de la mano, que en sentido retrógrado parte de la tormenta 13. Esto aumenta el poder de la palabra porque le otorga a la palabra un poder resucitador y transformador, oculto en su interior pero manifiesto ante la conciencia despierta.

Otro de los acuerdos se podría expresar como “no hagas suposiciones”, es decir comprueba las cosas, verifica, y esto lo encontramos relacionado con la onda del ÁGUILA, asociada al ver. En el castillo verde solo se puede situar uno cuando abandona el sueño y ve la realidad.
La onda del águila, del ver, tiene una fuerza oculta expresada por su onda asociada, que en sentido retrógrado parte del enlazador 13. El ver es un enlazar. Si nuestra forma de ver distorsiona, lo que produce es una distorsión de la realidad, es decir no se sitúa en el tiempo real en la maravilla. Si no ves la maravilla, no estás en la maravilla. Pero también a través de la capacidad enlazadora del ver, permites a las personas que te rodean entrar en el ver.
Todo el castillo verde tiene una realidad personal, pero también expresa una misión transpersonal, donde facilitas a las demás personas su despertar.
Por eso toda opción personal tiene una transcendencia que afecta a las demás personas, y que es imprescindible asumir porque eso supone una expansión de la conciencia; supone el reconocimiento del telar y de los lazos que te unen con las demás personas.

Otro de los acuerdos dice “haz siempre tu máximo esfuerzo”, es decir te sitúa ante dar siempre lo mejor de ti: haz todo lo que haya que hacer, no le cargues al otro. Esto de alguna manera es lo que expresa la onda de la ESTRELLA a través de la ética, la estética.
La sociedad de la estrella, que es la sociedad de lo óptimo, expresa un comportamiento donde das de ti lo mejor, incluso sin esfuerzo; lo mejor sin esfuerzo, o sea la virtud sin esfuerzo.
La onda asociada de la Estrella, en sentido retrógrado parte del caminante del cielo 13 y va hacia el dragón. Es decir, el caminante del cielo 13, que está dando expresión a la onda de la estrella, está traduciendo ese hacer solidario, presente en el dragón.
El cuarto acuerdo dice “no te tomes nada personalmente”, que bien puede traducir a la onda de la LUNA, que es donde aparece la expresión del mundo emocional. Con “no te tomes las cosas personalmente” se refiere el dr. Ruiz a que cuando te tomas las cosas personalmente te sientes ofendido y reaccionas defendiendo tus creencias y creando conflictos. Es decir, si no haces un trabajo de limpiar tus emociones, tus propios conflictos interiores y tus propios sentimientos de incorrección, te van a hacer sufrir y te van a crear toda clase de conflictos.
Sin embargo, lo que expresa la luna, por su asociación con el humano que es la libertad, es cómo la limpieza emocional te hace libre.
Si te tomas las cosas personalmente, caes en todas las trampas, o sea no eres libre.
La onda asociada justamente iría en sentido retrógrado desde el humano 13.

Es importante considerar que las cuatro ondas de cada castillo también traducen los cuatro rumbos o cuatro direcciones, o sea el norte, sur, este y oeste.
Las cuatro ondas de cada castillo crean un suelo dimensional y las cuatro direcciones están en ese suelo.
Pero siempre en cada cuatro hay un cinco. Por eso los cuatro acuerdos también contienen un quinto acuerdo. De alguna manera ese quinto rumbo, esa quinta formulación está presente en cada persona y es justamente lo que denominamos resonancia, que es la verticalidad.

Las cuatro direcciones (norte, sur, este y oeste) se sitúan en un plano horizontal. Cuando una persona está de pie establece con su cuerpo una dirección que apunta desde sus pies hasta su cabeza en dirección al corazón del cielo, y desde su cabeza hasta los pies hasta el corazón de la tierra, y esa es la quinta dirección.
La quinta dirección es aquel lugar donde se une el corazón del cielo y el corazón de la tierra en el interior del corazón del ser humano.
Por eso el quinto acuerdo ya no te pide nada; solo te pide que escuches, o sea que estés despierto. Lo que hagas, hazlo despierto; lo que digas, dilo despierto.