La obediencia a normas absurdas bajo coacción puede ser inicialmente saludable, pero también puede ser fácilmente embrutecedora y entonces es profundamente anti-humana.
La obediencia a normas absurdas justificadas con imágenes mentales que juegan con el miedo puede ser inicialmente la respuesta saludable del instinto de supervivencia, pero si no entra la conciencia expandida, que trata de verificar los datos, entonces puede empezar a ser embrutecedora y anti-humana.
La verificación de los datos es parte del cerebro superior, cerebro racional, incluso del cerebro genio, pero la pseudo-elaboración mental basada únicamente en el miedo y la respuesta de obediencia, incluso asociada al bien común, en realidad es una carencia de humanidad, ya que falta la reflexión, que es la verificación, y entonces antepone la obediencia a la autoridad y aun creyendo o justificándose en el bien común en realidad pone en marcha mecanismos contra el otro.
La persona que se nutre, se satisface, que siente alimentado su ego con la exigencia de cumplir las normas y las ordenes, sobre todo bajo coacción, inmediatamente saca un supervisor, un perro policía dentro de sí y empieza a alardear y hacer ostentación de su obediencia, incluso adoptando gestos externos de imitación al líder, y vuelve su mirada contra las demás personas, y es entonces cuando pone en marcha al enemigo del ser humano y puede ser incluso peligroso bajo una sobredosis de miedo.
En un primer momento suave, critica a las personas que incumplen las leyes. En un segundo nivel ya no critica sino que insulta y hostiga. Y en un tercer nivel incluso agrede y desde luego fácilmente se alegra cuando ve imágenes de castigo a los trasgresores de normas objetivamente absurdas.
Y eso es lo grave. Todo lo que rompe la solidaridad y la cohesión entre los seres humanos va en contra del ser humano; todo lo que va contra el libre raciocinio y lo que destruye la empatía y el considerar lo que une a los seres humanos, va en contra del ser humano.
Hay una contradicción entre la obediencia y la omnisciencia. El camino a la obediencia es anti-humano y te lleva hacia la máquina. La máquina quizá se estropea, pero siempre es obediente hasta que se rompe, y no le interesa el conocimiento. Mientras que la omnisciencia es una búsqueda que se mueve armónicamente con el universo, ya que el universo se está expandiendo. La omnisciencia es una expansión. Quizá puedes decir que es imposible la omnisciencia como sabiduría total, pero es la tendencia del ser humano, de la misma manera que el universo se está expandiendo, pero tampoco está en la expansión total.
La libertad lleva al ser humano a la expansión de la omnisciencia y quizá la omnisciencia finalmente sea la apertura del corazón, mientras que la obediencia es cerrar el corazón, y cerrar el corazón es anti-humano.
Quizá la obediencia a leyes absurdas solo sirva para despertar la omnisciencia, la conexión con tu alma y la apertura del corazón.
Agradezco esta publicación, me hace conectar profundamente con lo que me ha sucedido: fui maestra, directora e Inspectora (en los últimos 7 años de mi carrera) hasta que «me di cuenta » que algo no estaba bien…obedecer y hacer que otros obedezcan…controlar! Controlar qué..?
Supe que yo no tenía que estar en ese rol, no era afín con él. Algo dentro de mi me hacía desistir rotundamente, creo que crecí…
Cada uno tiene que hacer su camino con responsabilidad hacia si mismo, no por la norma sino por su elección.
Y ojalá los educadores padres y maestros pudiéramos tenerlo cada vez más claro para hacerlo de manera diferente. Las enseñanzas ancestrales nos acercan a esa sabiduría…conectar con lo que tú verdaderamente eres y volver en el camino que has recorrido para observar desde una perspectiva diferente y elegir cómo transitar esta vez…
Gracias por permitirme esta reflexión .
Saludos
Gracias por la reflexión. Sí, cada uno tiene su proceso, y hay que respetarlo, y para ello nos ayudan esas sabidurías ancestrales tan presentes hoy. Gracias