Los nuestros vienen. Los nuestros vienen y están. Están por todos los lados.
Me refiero a los duendes, como quiera que los sepas nombrar, a esas energías amorosas, divertidas, omniscientes, totipotenciales, inocentes, desapegadas, libres, armoniosas, empáticas y benéficas.
Sí, me refiero a los duendes, las hadas, los diminutos. Y este es quizá su momento predilecto, en que las líneas del tiempo se alargan o se acortan, o se acortan o se alargan. En esos momentos de reajuste se llevan, queman lo viejo, lo molesto, lo doloroso, y traen lo nuevo, lo gozoso, lo maravilloso. Y esos son estos momentos, los momentos de soltar, desapegar, y recibir y liberar.
Momentos de apreciar los amigos, el amor y de encontrarlo.
Siempre estaban, pero ahora más, porque lo ves.
Vienen los nuestros porque todos somos duendes, hadas, espíritus juguetones. Todos podemos ser felices y hacer felices a los demás. Fácilmente. Gracias
José Cabal. Viatzolkin.com.
