CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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Gracias a las ondas estamos en el tiempo de la comunicación, gracias a Dios.
Hay quien dice que las palabras se las lleva el viento, como queriendo decir que no son importantes o que necesitan hechos, y quizá esto traduce o reproduce una sabiduría práctica.

No negamos desde nuestra ignorancia la posible sabiduría que pueda haber en estas palabras, es decir que las palabras necesitan hechos, algo así como que la palabra en sí misma no tiene suficiente contenido.
Ni desde nuestra ignorancia ni desde nuestra insolvencia ni desde nuestra incongruencia queremos negar esto.
Únicamente, que precisamente desde nuestra ignorancia, nuestra incongruencia y nuestra insolvencia sentimos que el código Tzolkin expresa en el color amarillo algo similar al aire, al viento, y lo sitúa como cuarto movimiento evolutivo, motivo por el cual consideramos que la palabra como expresión del viento es fundamental, y que actualmente estamos en el tiempo de la palabra, de la comunicación, o sea de la expansión de la realidad asociada a la expansión de la conciencia.

Es importante hablar, es importante expresarse, es importante decir, porque une.
Es importante hablar, es importante expresar, es importante decir, porque saca fuera a la realidad visible el programa, y el programa es el amor, no el odio.
De modo que la comunicación va en favor del amor, y la incomunicación o la comunicación de un pequeño grupo en posesión de las claves, va en favor de la fragmentación y finalmente de la dominación, que siempre va unida a la sumisión y al odio, o sea a la guerra.

Estamos en el tiempo de la comunicación, gracias a Dios, porque estamos en el tiempo de la expansión, siendo la expansión el surgimiento de la realidad profunda, no superficial.
Mucha gente quiere que no hables de cosas profundas y te enseña a hablar de temas superficiales. Pero el alma necesita expresión, porque la experiencia es una acumulación evolutiva, que necesita ser expresada, es decir pasar el velo, y la palabra desvela.

Lo único que hace falta a la palabra, es que aun estando equivocada, sea verdadera, es decir proceda del corazón, no del intento de engañar.
Pudiera ser que queriendo engañar dijeras algo verdadero, y pudiera ser que queriendo decir la verdad estés expresando el error en que vives, pero lo importante es que la palabra sea la libertad del corazón, que exprese al corazón libremente, y que una palabra convenza a otra, porque las palabras también son ángeles; son ángeles parteros, que ayudan en el parto, o sea en el nuevo nacimiento.

Por eso quizá sea conveniente no solucionar los conflictos con hechos que luego sustenten las palabras, sino con palabras, y que de esas palabras se produzcan los hechos.