El humano que colabora con su ensueño (noche 12, final de enero) se desvela en febrero como la semilla 13, mostrando cómo el humano es trascendente y está en lo alto de la montaña, porque ha permitido a la semilla de luz en su interior crecer y dar fruto. Su oculto es la tierra 1, por lo que el fruto de luz es esa semilla que está en la tierra, permitiendo a la luz que ha tomado forma entrando en la materia, crear un mundo de personas felices. El humano aparece entonces como fruto de la madre tierra.
La semilla 13, al ocupar la sexta posición del valor 4 en la horizontal, se traduce cómo serpiente 6 en la onda 4 del sol. Ese fruto de la madre tierra necesita recapitular buscando la luz, lleno de la misericordia que da la integridad (oculto, guerrero 8 de la luna). Y así colabora con el plan divino desde la tierra y desde el agua.
Esto en la visión quiché aparece como tormenta 7 (oculto viento 7), donde tu conciencia despierta es un canal de resurrección, un canal de vida que aparece a través tuyo, canalizando la energía creadora de la maravilla. El viento 7 del guerrero muestra cómo desde la misericordia se produce transmutación resucitadora.
El mes termina mágicamente, mostrando cómo el final es impreciso, ya que el mes puede terminar como 28 o como 29. El día 29 en la tradición yucateca muestra un tiempo expandido y adherente, que rompe el ritmo lineal que asociamos al tiempo.
El tránsito entre febrero y marzo en estos años maya mago siempre nos lleva a una forma diferente de lo habitual, a un “extraño”, que requiere más conciencia para encontrar contenido. En yucateco el 28 es mono 1, en el centro del telar, ante una experiencia donde todo es nuevo, continuando el día 29 con el mono 1, pero que también puede ser humano 2, donde vemos que la inocencia sucede en un humano que colabora desde su emoción, desde su agua, como hijo de Dios. Así, el 29 es simultáneamente mono 1 y humano 2, pero el humano 2 también es el inicio del siguiente mes, el uno de marzo.
En la tradición quiché ese nuevo nacimiento del mono 1, que te permite relacionarte con todas las personas con libertad plena, sin ataduras porque has limpiado tu agua, encontrado la energía divina y colaborado con la vida de todas las personas, aparece con la secuencia enlazador 8, mano 9 y estrella 10 (28 y 29 de febrero, 1 marzo). Está permitiendo aparecer al humano maíz en forma perfecta que trae resurrección, que da vida plena a través de la armonía, la belleza y la sociabilidad, porque al conectar con su alma sus acciones son luz en la oscuridad de las personas sin luz (mano 9), ya que eres un mago, un humano que está buscando la luz desde el amor.
Ese canal de resurrección tormenta 7 termina en la visión quiché como mano 9. La impecabilidad de tus acciones, donde canalizas la energía creadora Huracán, te lleva a ser luz a través de tus acciones (mano 9), con forma resucitadora, uniendo el mono 1 y el humano 2.
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