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Familia Señal y Neftis
LA FAMILIA SEÑAL Y NEFTIS (Extracto del Libro de las Familias)
El quinto día epagómeno está dedicado a Neftis, quien traduce la familia del día verde, compuesta por la noche, la estrella, el caminante del cielo y el espejo.

Dicho de otra forma, Neftis traduce al ensueño como actividad en la cuarta dimensión, a la sociedad celeste, a la transcendencia de la solidaridad y de la energía femenina, y a la ley del amor del espejo.
Neftis expresa el día epagómeno relacionado con el día verde y por extensión con todo lo verde, incluyendo el castillo verde.

Neftis ayuda a Isis a encontrar el cuerpo de Osiris; de alguna manera ayuda al ser humano a encontrarse, a alinearse con el corazón del cielo y con el corazón de la tierra y a acceder a la estrella, que es el rombo del Tzolkin y el lugar del nuevo nacimiento.

Neftis simboliza la oscuridad y la noche, y se traduce como señora de la casa. En su esencia es oscuridad y noche, que es el primer sello de la familia Señal.

EL SURGIMIENTO DE LA CREACIÓN EN EL POPOL VUH Y LA MITOLOGÍA EGIPCIA:
Oscuridad y noche es justo el escenario del relato del surgimiento de la creación en el Popol Vuh. Para profundizar y situar a Neftis conviene adentrarse en él:
“llegó aquí entonces la palabra, vinieron juntos Tepeu y Gucumatz, en la oscuridad, en la noche, y hablaron entre sí. Hablaron pues,…
Ésta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio, todo inmóvil, callado, y vacía la extensión del cielo… No había todavía un hombre, ni un animal, pájaros…sólo el cielo existía.
No había nada dotado de existencia, no había cosa que tuviese ser. Solamente había inmovilidad y silencio en la oscuridad, en la noche. Sólo el Creador, el Formador, Tepeu, Gucumatz, los Progenitores, madre y padre, estaban en el agua rodeados de claridad.
Vino pues su palabra y se manifestó con claridad, mientras meditaban que cuando amaneciera debía aparecer el hombre. Entonces dispusieron la creación y crecimiento de los árboles y los bejucos y el nacimiento de la vida y la creación del hombre. Se dispuso así en las tinieblas y en la noche por el Corazón del cielo, que se llama Huracán.”

Estas son las misteriosas palabras del primer capítulo del Popol Vuh, de las que entresacamos “llegó aquí entonces la palabra, vinieron juntos Tepeu y Gucumatz, en la oscuridad, en la noche, y hablaron entre sí”. Ni siquiera dice que aparece Tepeu o que aparece Gucumatz, sino que quien llega es la palabra. El sello número 2 es el viento, la comunicación y la palabra. De modo que comienza la forma y la luz adopta un escenario formal, pero quien viene es la palabra.

La mitología de tercera dimensión va aportar muchos datos, y alguno contradictorio. Podríamos hablar mucho de ello, pero ahora mismo nos interesa ser concretos siguiendo el rastro.
Parece como si las palabras del Popol Vuh fueran una escenificación del contenido de la mitología egipcia acerca del surgimiento de la creación, y cómo esto sería consecuencia de un diálogo. Según aparece en wikipedia: “Los textos de las pirámides muestran la creencia de que los mundos celestiales eran inmensas masas de agua en las que habría diversos lugares de purificación; más lejos estaría el reino celeste de Ra y más distante todavía, las inescrutables profundidades del Nun. Nun es el «océano primordial» en la mitología egipcia, elemento común en todas las cosmogonías del Antiguo Egipto. Nun era entendido como un «concepto»; es el principio común en todas las cosmogonías, la primera sustancia abstracta, el elemento caótico que contiene el potencial de la vida, simbolizado como caóticas aguas primordiales que ocupaban todo el universo.
En el principio, antes de la creación, sólo hay Nun (pero «no existe»), es un océano inerte, sin límites, rodeado de absoluta oscuridad, que no es la noche, pues aún no se había creado esta. Los sacerdotes egipcios, para describir este estado, enumeraban lo que no existía.
Del Nun surge espontáneamente la vida como demiurgo que sólo piensa. A continuación el demiurgo comienza a hablar, y se disocia del Nun que se convierte en el «océano primordial». Aún no existe y por ende no ve lo que ocurre. Entonces el Demiurgo comenta al Nun lo que sucede; el relato del Demiurgo provocando la respuesta y el despertar del Nun, es el origen de la palabra, y del diálogo.
En ese momento el Demiurgo se mueve y es el principio de la Creación. Pues el Demiurgo y el Nun no forman parte realmente de la Creación.
Se creía que, después de la creación, las aguas del Nun rodeaban la tierra, siendo Nun el responsable de la inundación anual del Nilo, y de las aguas subterráneas que marcaban los límites entre el mundo de los vivos y el de los muertos.
Nun, como concepto deificado, posee un Ba (espíritu) que es el sol.”

La primera presentación de esta familia en el Tzolkin aparece como azul, noche azul, que está convocando un aquí y un ahora. Y el día verde está convocando siempre un aquí y un ahora dimensional.