CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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Atlas está separando-uniendo el cielo y la tierra. Depende de cómo lo mires. Desde una perspectiva une y desde otra perspectiva separa, pero es lo mismo.
Atlas aparece en las imágenes como un hombre que sostiene con su cuerpo una gran bola, que pudiera ser el globo terrestre, o sea la tierra, pero que en realidad parece ser que es el cielo, la bóveda celeste.
Esta imagen soló puede ser un símbolo. Esta imagen de un hombre corpulento llevando una gran bola, posiblemente de piedra, cuenta algo, pero solo te lo cuenta si te enfocas en ello. Si te interesa. Si escuchas. Si dialogas.

Pero si lo que sostiene es el cielo, ¿dónde esta es la tierra? Él está en la tierra. Esta donde estás tú. La explicación lógica es que está castigado o penando por algo y obligado a sostener el cielo.
Evidentemente esto es cuento, pero un cuento didáctico que conserva o guarda un mensaje de sabiduría, una iluminación para los que se interesen en ello.

Si nos olvidamos de la lógica y simplemente investigamos, exploramos o comprobamos podemos decir que Atlas es algo sólido, y sólido puede significar real, que toca y une la tierra donde tú estás, sus pies están donde tú, y el cielo, la sabiduría, lo óptimo, donde tu quizás quisieras estar. De modo que aparece como algo real existente, palpable y accesible a tus sentidos, que conecta donde está con lo óptimo y lo elevado, de modo que trepando por su cuerpo, una hormiga por ejemplo, un ser humano podría subir al cielo.
Es decir, materialmente existe un camino que une cielo y tierra. Pero ¿cómo subirlo?, ¿cómo encontrarlo?

Esa historia te la cuenta Hércules.
Hay que verlo todo no como asunto de dioses y cosas así sino como conceptos.
Todas esas historias de dioses de la mitología no son religión sino conceptos dentro de un diálogo.
El diálogo entre el ser humano y el espíritu quizás siempre ha existido o quizás solo existe si TU dialogas con la realidad espiritual. Todo sucede para que se establezca ese diálogo. Todo lo que está en el pasado y todo lo que está en el presente está dirigido a que se establezca ese diálogo.

Entonces, si consideramos que Atlas es un concepto, vemos que contiene un elemento que es la guerra y otro que es el sufrimiento como consecuencia de la guerra.
Atlas es un inmortal, un dios, porque es hijo del dios Cronos, o sea es hijo de dios y además inmortal.
El concepto de hijo de dios le hace igual que todos los humanos, o sea tú, yo, etc., si te reconoces como hijo de dios. También tiene el concepto de inmortal, cosa que tal vez la reconozcas ya en ti.
Entonces este hijo de dios, del dios máximo entonces llamado con la palabra Cronos, a su vez está peleado y en guerra con el dios supremo, que entonces es llamado Zeus. Es decir, la historia de Atlas es la de alguien que se sabe hijo de dios pero que es enemigo de dios. Simplemente.

Sucede que alguien llamado inicialmente Alceo, que luego será conocido como Hércules, que también es un hijo de dios porque es hijo de Zeus, pero que no se reconoce como inmortal y por tanto no lo es, se cambia con Atlas en su tarea de sostener la bóveda celeste, o sea de permitir que la vida exista, de permitir que ese espacio entre el cielo y la tierra no se cierre.

Hércules se convierte en Atlas. Hércules, en cumplimiento de una de sus doce tareas, se convierte en Atlas; aparece como Atlas sosteniendo la bóveda celeste, para que Atlas le traiga las manzanas del jardín de las Hespérides.
Esto muestra como concepto que son iguales. Atlas y Hércules, los dos, son hijos de dios y los dos sostienen la bóveda celeste. Todos los humanos como concepto somos hijos de dios, o sea de la vida, de la creación. Otra cosa es que reconozcas que la vida es amor o que luches contra lo que sucede porque no creas que la vida es amor.

Sin embargo, el concepto Atlas contiene lucha contra dios, pero el concepto Hércules, no. ¿Qué sucede?
Sucede que Hércules está cumpliendo esos doce trabajos porque ha matado a su mujer, a sus hijos, a su sobrino, etc. O sea, es un asesino.
Hércules, arrepentido de lo que ha hecho va a un santuario, y para expiar sus culpas le dicen que tiene que realizar esos doce trabajos, uno de los cuales es aparecer como Atlas sosteniendo la bóveda celeste, o sea haciendo que la vida sea.
Hércules y Atlas se igualan. Es decir, luchar contra dios es lo mismo que tus acciones no produzcan vida sino muerte. Este es el concepto. Si luchas contra la vida tratando de crear tú la vida, desde tu ego, porque no reconoces que la vida es amor, entonces sucede que luchas contra dios y matas.

¿Qué es sostener la bóveda celeste?
Sostener la bóveda celeste es encontrar a dios dentro de ti y hacer las acciones de dios de amor, perdón, belleza y armonía.

El castigo de Atlas es sencillamente ser dios, porque dios separa el cielo y la tierra creando ese espacio para la vida, o sea para que tu estés ahí viviendo.
Así como Atlas y Hércules se intercambian en esa tarea, en la mitología egipcia el que separa el cielo de la tierra es el dios Shu. Shu, dios creador, aparece en los documentos egipcios separando el cielo de la tierra. El castigo es un premio.

Si en tu corazón hay guerra y por tanto no vida, entonces es un castigo. Ser tú, en guerra con la vida, crees que es un «castigo». Ser tú, como un voluntario para la vida tal y como es, desde el amor, amando todo lo que te sucede, es un premio. O sea, un gozo.