El concepto de “común” está presente en la configuración del año común, donde se habla de tiempo común y cada una de las culturas existentes aporta algo al resto.
Al crear el cuerpo de contenidos comunes que sirven para todos, aumenta y expande la conciencia.
El concepto de año común, al que pertenecen con el mismo derecho todas las tradiciones, favorece la expansión de la conciencia, al aportar más datos y consideraciones.
En ese sentido es lo opuesto de “propio”, determinando que cuándo te sitúas en lo propio de tu cultura, entendiendo que lo propio es hablar de los valores que posees tú y no los demás, estás favoreciendo inicialmente tu propia conciencia.
Por una parte es útil considerar lo propio como bueno, pero te cierra a las demás consideraciones. En un momento determinado de la evolución necesitas la ayuda del “tú eres otro yo” o in lak’ech para romper esa propensión a nutrir el ego, que impide la fuerza de la solidaridad, que es enlazadora.
El dragón, que también es un enlazador en su forma blanca o emocional, necesita romper el ego, y eso es algo sanador.
La propuesta de lo común es una propuesta expansiva, que en un momento determinado ayuda a romper el encerramiento que produce el ego.
Es una propuesta que enriquece, porque aporta más contenido.
Todos los contenidos son válidos para explicar la realidad; todos los contenidos de otras tradiciones son válidos, te sirven y son tuyos.
Todas las tradiciones son tuyas y ayudan a crear la sociedad de la estrella, donde están presentes todos.
