CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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Pon a prueba el amor. Comprueba el amor.
En lugar de reírte del amor, pensando, creyendo y creando una realidad donde el amor son fantasías, comprueba el amor; prueba y comprueba.
En lugar de ignorarlo y de esa manera crear y sostener una realidad donde el amor no existe, ponlo a prueba y considéralo.

Sí, quizá crees que nadie te ha dado nada y que todo te lo has ganado tú, o por las buenas o por las malas te lo has llevado, y que entonces lo más importante es ser fuerte y capaz, también ser hábil y astuto, incluso saber engañar e intimidar para asegurarte el éxito.
Pero no, por ahí estás perdido. Simplemente la decrepitud acabará con tu arrogancia.

Siendo fuerte quizá llegue un momento en que no puedas controlar los esfínter, o tu mente y tu cerebro privilegiado se irá de vacaciones, dejándote el territorio de los no válidos.
En el mejor de los casos serás un viej@ gruñón, desconfiado y temeroso. Pero no podrás hacer prácticamente nada de lo que querías, porque has elegido crear una realidad donde el amor no tiene lugar.
Por eso es tiempo, en realidad siempre es tiempo, de mirar en otra dirección y poner a prueba el amor.

Eso es lo que significa Tomás. El diálogo entre Tomás y el Cristo resucitado es un diálogo en el arquetipo con todos los seres humanos, y ahí Cristo el resucitado, que también puede ser considerado como el colibrí en el mito de Tezcatlipoca, significa el amor.
No se trata de amor carnal, sino sencillamente AMOR. No es “pon a prueba el sexo” sino pon a prueba el amor, es decir la realidad amorosa que crea la realidad.

Dicho con todo respeto, la comprobación de meter el dedo en las llagas de los clavos que sujetan el cuerpo del Cristo a la cruz, o meter el puño en el agujero que deja la lanzada con la que rompen el corazón al Cristo en esa tradición, es también una penetración.
Repito que estamos hablando con absoluto respeto, describiendo el mito. Pero aquí la sincronía con el lenguaje amoroso necesita recurrir a esta imagen, porque el amor no tiene fronteras ni barreras; es envolvente y comprobable.
Comprueba el amor, porque eso es comprobar la naturaleza de la vida.

Santo Tomás es el símbolo del “compruébalo”, y nos pone en sintonía y reconocimiento del venerable Juan Pablo II y el Cristo de la misericordia. Juan Pablo II es ejemplo de una persona que vive desde la integridad y también de energía arcturiana.
Los arcturianos van de dos en dos al ser una energía grupal y aquí nos encontramos con Juan Pablo I y Juan Pablo II, y la siguiente pareja arcturiana sería la formada por Benedicto (bendición) XVI (guerrero) y el Papa Francisco, que reenlaza el llamado nuevo mundo de América con el llamado viejo mundo, de Europa, Asia y África, impulsado por la nueva ubicación de la kundalini.
Antes la kundalini iba desde Europa, Asia y África hacia América, desde el eje que formaba el Tibet y el Mar Muerto, y ahora la kundalini va de América a Europa, Asia y África a través del eje Teotihuacán y Tiahuanaco, como kundalini del agua.
Por eso encontramos que Santo Tomás es la forma actual en que aparece el dios de la lluvia, Chaaq, adecuado en tiempos de acuario.

En el antiguo Egipto el dios de la lluvia era Tefnut: cuando RA nombró a Tefnut, la lluvia se hizo presente con sus gotas.
Claro que Tefnut es la del Oxirrinco.