CALENDARIO MAYA – VÍA TZOLKIN:

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cruz de caravaca, lorena, estrella de David
La tierra está sujetando un espejo, porque el agua es un espejo donde siempre se refleja el cielo.

La tierra, que es un espacio a partir del polvo cósmico que se aglomera y se solidifica a lo largo de un tiempo sin tiempo, de un tiempo incontable, por efecto aglutinante del agua, es una especie de materialización de la mano de Dios –gracias Dios-.

La materialización del polvo cósmico procedente de la explosión supuesta, real, mítica o lo que sea de una supernova, es en realidad un recipiente para el agua cósmica.
El agua tiene una ley por la cual las partículas de la superficie adoptan una posición donde prevalece la horizontalidad. La fuerza de “van der Waals” otorga al agua una forma horizontal.
Desde su capacidad de espejo, porque el agua refleja cualquier imagen que se asoma, lo que reproduce es la horizontalidad circular del cielo. Decimos circular como una concesión a los hechizos, a los sistemas de creencias “cultos”, que quieren decir que no existe la horizontalidad sino la curva, pero curvamente, horizontalmente o en la horizontal curva, el agua refleja el cielo.

Esa imagen en espejo, donde lo de arriba se refleja abajo y lo de abajo arriba, aparece claramente en el Tzolkin. El dragón 1, arriba, tiene su imagen en espejo en el sol 20, abajo; el viento 2 en la tormenta 19; y así hasta el perro 10, que tiene su imagen en espejo en el mono 11.
Esa misma disposición la vemos en las cruces que sobre una vertical tienen dos brazos horizontales, como la cruz de Caravaca, cruz de Lorena y similares, y también en la estrella de David, con sus dos líneas horizontales. La línea vertical de la cruz es el equivalente a la columna resonante, donde se sitúa el nuevo nacimiento.

La superposición de los símbolos ayuda a su interpretación.
La cruz, la columna resonante y la estrella de David son vehículos ascensionales abiertos para todos. Gracias pueblo de la estrella, gracias pueblo del Tzolkin, gracias pueblo de la cruz.
Subirse a la cruz es también entrar en la visión que propone el agua, donde la emoción y el agua son reflejo del cielo, es decir, vivir desde el amor y los sentimientos es entrar en el cielo.
El camino del agua es el camino que recorre el caminante del cielo.